¿Por qué unas veces sentimos horror o culpabilidad ante la muerte violenta de otros seres humanos, y otras veces sentimos frialdad o indiferencia? ¿Qué mecanismos nos llevan a reconocer algunas vidas como dignas de ser lloradas y a ignorar otras? La acerada crítica de Judith Butler revela cómo las recientes guerras libradas por Estados Unidos en Iraq y Afganistán han modelado nuestra percepción sobre qué es una vida, o qué vidas son valiosas y cuáles no. Según Butler, esta disparidad, promovida por unos medios de comunicación que forman ya parte de la maquinaria bélica, ha conducido al abandono de poblaciones enteras que no se ajustan a la norma occidental de lo que se considera humano.
El discurso sobre la guerra y la violencia de estado ha instrumentalizado valores “liberales” como el feminismo o el secularismo para menoscabar nuestra manera de entender el multiculturalismo y las libertades sexuales, y las políticas actuales sobre la inmigración y el islam. Ante esta instrumentalización, Butler reclama una nueva política de la izquierda capaz de oponer resistencia a los efectos de la guerra y de la violencia de estado.
hay que vieja hermosa
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