Este articulo fue publicado el 12 de noviembre del 2012, aqui está la versión original.
Invitado a la emisión televisada del Grand journal de Canal+,
el ex primer ministro socialista Lionel Jospin reiteró sus reservas
en cuanto a la apertura del matrimonio a las parejas homosexuales.
«Es la posición de mi partido por lo tanto la respeto, empezó el ex Primer
ministro. No es la mia. Lo que pienso es que la idea fundamental
que se debe sostener -en cuanto al matrimonio, a las parejas y a la
vida en general- es que la humanidad está estructurada entre
hombres y mujeres.». La escritora Virginie Despentes decidió
contestarle en la revista francesa gay Têtu.
«Entonces,
esta semana le toca a Lionel Jospin. Le parece que no escuchamos
suficientes tonterías en cuanto al matrimonio gay, así que se marca
un solo. Tranquilos, ¡eh! que es sin homofobia. No dijo que existía
el derecho a dispararles a las
maricas o de hacerles la vida imposible a las nenas bolleras en el
instituto. No, sólo nos quería señalar: cuidado, que con el
matrimonio nos estamos pasando de la raya «La humanidad está
estructurada sobre las relaciones entre hombres y mujeres.». Así
que, sin ninguna homofobia: las bolleras y maricas no pertenecen
verdaderamente a la humanidad. Sin embargo, no son estériles —pero
como no viven en pareja, no son humanos de pura cepa— humanos como
lo es monsieur
Jospin. No está siendo muy delicado con los solteros y la gente que
no tiene hijos, pero Jospin es así: tiene una alta idea de lo que es
la humanidad; y la humanidad, son mujeres y hombres que viven
juntos, copulan y producen niños para la patria. Es una pena para
las mujeres, pues, in
fine,
esta humanidad es la historia de toda
la mierda
que se tragaron durante milenios, pero así es la humanidad y no la
vamos a cambiar. Hay que admitirlo: está por un lado la Humanidad con mayúscula que puede pretender acceder a las instituciones, y por el otro
lado, una casta menos noble, menos humana. La que debería ser feliz
de no ser perseguida, así que, que no venga a reclamar
derechos al estado. Pero claro, lo dice sin ánimo de ofender, sin
homofobia, es sólo que: algunos de nosotros somos una parte menor de
la humanidad en comparación con otros. Proust, Genet, Leduc, Wittig,
para citar algunos al azar: son menos
humanos que heteros. Entonces,
según Lionel Jospin, tengo que entenderlo sin tomármelo mal: desde
que dejé de chupar pollas, cuento menos. No tendría que pedir los
mismos derechos. Casi es una cuestión de sentido común.
¡Pero
lo dice sin homofobia! eso es lo bueno. Al igual que todos los
heteros que tienen algo en contra del matrimonio gay. Es más bien el
sentido común y no la homofobia lo que los empuja a expresarse. Dentro
de este debate, nadie es homófobo. Sólo están en contra de la
igualdad de derechos. Y por la boca de Jospin se entiende bien: no
sólo se trata de la igualdad de derechos entre homos y heteros, sino
también de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Parece
que en esto nos entendemos: no seremos nunca iguales mientras nos
sigamos agarrándo a estas categorías.
Ya
no me veía «mujer» como lo son las «mujeres» que se acuestan
gratis con tíos como él, pero hasta esta declaración, no había
pensado jamás dejar de definirme como perteneciente a la humanidad.
Voy a tardar un tiempo en acostumbrarme. Es que me volví lesbiana
demasiado tarde, probablemente. Es que todavía no me acostumbro a
que me coloquen en mi lugar cada cinco minutos. A mi nuevo sitio: el
de los tolerados.
Al
principio, me daba casi igual este asunto de matrimonio, pero según
los voy escuchando a todos, sin homofobia, recordándonos que no
valemos lo que vale un hetero, empieza a interesarme.
No
sé lo que Lionel Jospin entiende por humanidad. No hace tanto, una
mujer que se embarazaba fuera del matrimonio era una paria. Si se
embarazaba de un hombre casado con otra, le hacían vivir el infierno
en la tierra en el
nombre de la
dignidad humana. Se podía pensar en quemarla por bruja. Muchas
subieron a la hoguera por menos. Se podía echarla del pueblo a
pedradas. El niño era un bastardo, un menos que nada. Bueno, algunas
décadas más tarde ya no tenemos nada malo que decirle a esto. Por
lo tanto, ¿nos volvimos menos humanos según Lionel Jospin? La
humanidad se ha envilecido tánto con eso? En qué momento de la
evolución tenemos que bloquear el cursor de la tolerancia?
Jospin,
como muchos oponentes al matrimonio gay, es un hombre divorciado. Al
igual que Copé1,
Le Pen2,
Sarkozy3,
Dati4
y
tutti quanti.
Este acuerdo con el juramento del matrimonio forma parte de las
evoluciones felices. Los niños de divorciados tienen que soportar
padrastros a saco, entonces ya no se habla de papa y mama, de repente
se trata de colectividad. Sabemos que los heterosexuales se divorcian
más de lo que cambian de coche. Sabemos que el adulterio es un
deporte corriente (basta leer los comentarios de heteros después de
la dimisión de Petraeus por haber engañado a su mujer para entender
la
importancia
que tiene la monogamia en la heterosexualidad: no se la creen ni un
segundo, se engaña como respirar y les parece inadmisible que
alguien se meta) y sabemos, por experiencia, que no piensan que
concebir niños fuera de matrimonio sea un problema. Pueden
tener niños fuera del matrimonio siendo casados y le parece
formidable a todo el mundo. Muy bien. Yo estoy al favor de todo lo
que es punk rock, entonces esta idea de una inmensa orgía amistosa
me parece fenomenal. Entonces, ¿por que hay tanta flexibilidad moral
cuando son los heteros los que se limpian el culo con el juramento
del matrimonio mientras los homosexuales recolectan una indignación
rígida cuando se trata ellos? ¿Ensuciaríamos la institución? ¿La
pervertiríamos? Pero tíos, aunque le pongamos todo el destroy
del
mundo no la vamos a pervertir más de lo que hicisteis vosotros, está
perdido de antemano... dado el estado en el cual se encuentra el
matrimonio, lo excepcional es que aceptemos usarlo. El Vaticano nos
profetiza que esto nos llevará a la poligamia —así
que las bolleras y los bougnoules5
estamos en la misma bolsa, pero esta advertencia no es racista u
homófoba , seamos sutiles, ya sabemos que las chicas con velo
tampoco forman parte de esta humanidad concebida por esta izquierda,
pero vamos—;
que no se asusten por la poligamia: ya está aquí. Cuando un hombre
paga tres pensiones alimentarias, ¿qué es sino una forma de
poligamia? ¡Que los católicos se ocupen de los comportamientos de
los casados en la iglesia! Esto les costará tanto ordenarlo que no
tendrán tiempo para perder con parejas que piden matrimonio delante
del alcalde.
Y lo mismo para los niños, no os preocupéis por eso: no nos
comportaremos peor que vosotros. Ser padres mas sórdidos, mas
inatentos, mas egoístas, mas pasotas, mas neuróticos y tóxicos es
imposible. Tranquilizaos por todo esto. Lo peor ya lo hacéis
vosotros muy bien.
Y todo eso sin contar con que la humanidad esta sufriendo otros
ultrajes mucho mas graves ahora mismo con los cuales las bolleras y
las maricas no tienen nada que ver, así que encuentro a Lionel
Jospin muy mal organizado en cuanto a las prioridades de sus
crispaciones. En el 2012, hay atentados a la moral mucho mas brutales
y difíciles de admitir que la idea de que dos mujeres se quieran
casar juntas. ¿Qué coño importa? Ya sé y lo entiendo, le molesta
al opresor cuando dos perras se olvidan de su collar, le molesta
porque no se las puede mantener tan fácilmente bajo el yugo de la
heterosexualidad. A veces ocurre que la víctima no quiera dejarse
hacer agradeciendo a su verdugo, yo pensaba que una formación
socialista permitía entenderlo. Pero no es así, algunas formaciones
socialistas llegan a dividir los seres humanos en dos categorías:
los verdaderos humanos y los que deberían esconderse y callarse.
Tengo la impresión que perdí una mitad de mi ciudadanía al
enamorarme de una chica (que de todos modos se niega a reconocerse
como mujer, pero dejaré este asunto de lado para no hacer
descarriar la máquina de seleccionar humanos-menos humanos de
Lionel Jospin). Tengo la impresión de estar castigada. Y no veo otro
modo de entenderlo. Estoy castigada por haber dejado de ser una
hetera, una humana cien por cien. Durante 35 años he tenido los
plenos derechos, ahora me debo contentar con una mitad de derechos.
Me da pena que el Estado tome tanto tiempo en dejar que Lionel Jospin
y sus amigos católicos lo pueden pensar, cuando la ley no tiene
porque estar de su lado.
Si mañana me anuncian que tengo un tumor en el cerebro y que me
quedan seis meses, no dispongo de ningún contrato fácil de firmar
con la persona con la cual vivo desde hace ocho años que me pueda
asegurar que todo lo que tenemos en casa le pertenecerá. Si es la
muerte la que nos separa, todo lo que me pertenece le pertenece a
ella. Si fuera hetera, estaría arreglado en cinco minutos: una
vuelta por el ayuntamiento y todo lo que es mío es suyo. Y
viceversa. Pero soy bollera. Entonces, según Lionel Jospin, es
normal que sea difícil establecer mi sucesión. Que la podamos
refutar o que haya que pagar 60 % de impuestos para poder tocarla.
Una pequeña tasa no homófoba, pero que somos los únicos en pagar
aunque seamos pareja. Que cualquier persona de mi familia pueda poner
en tela de juicio su derecho a gestionar lo que dejo es normal, es el
precio que hay que pagar por la no heterosexualidad. La persona con
la cual vivo desde hace ocho años es la única persona que sabe lo
que contiene mi ordenador y lo que me gustaría hacer con su
contenido. Me gustaría saber que será la persona que gestionará lo
que dejase si me pasara algo como lo pueden hacer los heteros.
Monsieur Jospin, al igual que los demás heteros, puede estar
seguro de que cualquier pequeña hetera cobrará la parte de la
herencia que le toca. Yo quiero tener el mismo derecho. Quiero el
mismo derecho que él y que todas las heteras tienen, quiero
exactamente los mismos. Yo pago los mismos impuestos que un humano
hetero, quiero los mismos derechos y me la suda saber si Lionel
Jospin y sus amigos no homófobos, aunque conscientes que el hecho de
tener pluma ha de tener un precio social, me incluyen o no en su
concepción de la humanidad. Yo quiero que el Estado le haga
enterarse de que soy una humana al igual que los demás. Y eso a
pesar de no tener pollas en el culo. Y eso a pesar de no suministrar
ningún polluelo a mi país.
La cuestión de la herencia es central en la institución del
matrimonio. Los sordos, los ciegos y los mal formados no pudieron
heredar durante mucho tiempo. No eran lo suficientemente humanos. Estoy
feliz de que hayamos acabado con esto. Las mujeres tampoco heredaban.
No tenían alma. Sus órganos reproductores les impedían ocuparse de
los asuntos de la ciudad. Eran otros Jospin en esta época, se
llamaban Proudhon. Tengo ganas de vivir en un país donde no dejemos
a los Jospin seleccionar entre los que aceden a la humanidad y los
que han de quedarse en la vergüenza.
No veo otra palabra que homofobia para describir la hostilidad que
siento desde que empezó este debate. Yo crecí como hetera y me
parecía normal tener los mismos derechos que todo el mundo.
Envejezco bollera y no me gusta nada la sensación que me causan esos
viejos velludos en cuanto me declaran desviada. Me gustaría poder
casarme y no hacerlo. Nadie ha de escrutar con lupa con quién duermo
y con quién vivo. No tengo por qué sentirme castigada porque escapo
a la heterosexualidad.
Yo les dejo en paz a todos con sus matrimonios podridos. Con sus
críos que nunca mas festejarán la navidad en familia, con toda la
familia entera, porque se quebró en dos, en cuatro, en diez. Que se
las arreglen con su puta heterosexualidad como quieran, que
encuentren tontas para chuparles la polla que piensen que es genial
hacerlo gratis antes de hacerles escupirlo en pensiones
compensatorias. Que vivan sus vidas de mierda como quieran y que me
den los derechos de vivir la mía como quiero yo, con los mismos
deberes y las mismas compensaciones que vosotros.
Y del mismo modo, por favor, dejad esas tonterías de los psicólogos
acerca de que los niños adoptados se han de imaginar que sus padres
los concibieron juntos. Es inmundo escucharlos despotricar por un
niño que ha sido adoptado por una sola persona. Y sobretodo, dejad
de creer que un niño coreano o haitiano mira a sus dos padres
caucásicos imaginándose que salió de sus vientres. Es un niño
adoptado y, se sienta bien o no, sabe muy bien que no es el hijo de
esta pareja. Dejad de tomarnos el pelo con el modelo padre-madre
cuando sabemos que hay niños que crecen de otra manera y que siempre
ha sido así. Cuando los dirigentes declaran una guerra, les da igual
saber que están preparando a una generación de huérfanos de padre.
Que dejen de contarse historias según las cuales la heterosexualidad
occidental es el único modo de vivir juntos y de formar parte de la
humanidad. Están pisando a bolleras y maricas para cantar sus
alabanzas. No es necesario y no estamos aquí para esto. Sus vidas en
general son más bien una mierda, sus vidas amorosas son una
catástrofe y pueden dejar de creer que no se nota. Dejad las
bolleras y maricas gestionar sus vidas como quieren. Nadie tiene
ganas de imitarlos. Que se empeñen en construir refugios para gente
sin techo en lugar de erigir cárceles. Dormir en un cartón sin
saber dónde mear no es una elección de vida, es un terror político
y me sorprende que el matrimonio les obnubila tanto a los Jospin como
en el Vaticano cuando la miseria les parece tan soportable.
1Jean
Francois Copé es presidente del partido
de derecha UMP (cuya presidencia es muy controvertida por casos de
fraude electoral) y alentador a las manifestaciones anti matrimonio.
2Jean
Marie Le Pen es el fundador del partido de extrema derecha Frente
Nacional (FN) y conocido por sus exacciones en la guerra de Algelia
(torturas). Su hija Marine Le Pen es la actual líder del partido,
el cual se convirtió en la tercera fuerza política del país en
las últimas elecciones presidenciales.
3Nicolas
Sarkozy fue presidente de Francia entre 2007 y 2012. Empezó una
politica ultrarepresiva en contra de las minorías del país
(gitanos, roms, árabes, negros, prostitutas, pobres...) en su puesto de
Ministro del Interior en el gobierno de Jacques Chirac cinco años
antes de su aceso a la presidencia. También reforzó medidas
ultraliberales y reformas antipopulares (jubilacion, represion a
estudiantes, contratos basura, etc.).
4Rachida
Dati fue Ministra en el gobierno de Sarkozy.
5Término
racista para designar a los árabes.
Más artículos sobre el matrimonio gay en Francia:
http://cahierdeterrain.blogspot.com.es/search/label/mariage%20homo
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