miércoles, 23 de enero de 2013
este viernes en el Nido
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martes, 22 de enero de 2013
Virginie Despentes contesta a Lionel Jospin y a los anti-matrimonio para todos
via Tout Terrain
Este articulo fue publicado el 12 de noviembre del 2012, aqui está la versión original.
Este articulo fue publicado el 12 de noviembre del 2012, aqui está la versión original.
Invitado a la emisión televisada del Grand journal de Canal+,
el ex primer ministro socialista Lionel Jospin reiteró sus reservas
en cuanto a la apertura del matrimonio a las parejas homosexuales.
«Es la posición de mi partido por lo tanto la respeto, empezó el ex Primer
ministro. No es la mia. Lo que pienso es que la idea fundamental
que se debe sostener -en cuanto al matrimonio, a las parejas y a la
vida en general- es que la humanidad está estructurada entre
hombres y mujeres.». La escritora Virginie Despentes decidió
contestarle en la revista francesa gay Têtu.
«Entonces,
esta semana le toca a Lionel Jospin. Le parece que no escuchamos
suficientes tonterías en cuanto al matrimonio gay, así que se marca
un solo. Tranquilos, ¡eh! que es sin homofobia. No dijo que existía
el derecho a dispararles a las
maricas o de hacerles la vida imposible a las nenas bolleras en el
instituto. No, sólo nos quería señalar: cuidado, que con el
matrimonio nos estamos pasando de la raya «La humanidad está
estructurada sobre las relaciones entre hombres y mujeres.». Así
que, sin ninguna homofobia: las bolleras y maricas no pertenecen
verdaderamente a la humanidad. Sin embargo, no son estériles —pero
como no viven en pareja, no son humanos de pura cepa— humanos como
lo es monsieur
Jospin. No está siendo muy delicado con los solteros y la gente que
no tiene hijos, pero Jospin es así: tiene una alta idea de lo que es
la humanidad; y la humanidad, son mujeres y hombres que viven
juntos, copulan y producen niños para la patria. Es una pena para
las mujeres, pues, in
fine,
esta humanidad es la historia de toda
la mierda
que se tragaron durante milenios, pero así es la humanidad y no la
vamos a cambiar. Hay que admitirlo: está por un lado la Humanidad con mayúscula que puede pretender acceder a las instituciones, y por el otro
lado, una casta menos noble, menos humana. La que debería ser feliz
de no ser perseguida, así que, que no venga a reclamar
derechos al estado. Pero claro, lo dice sin ánimo de ofender, sin
homofobia, es sólo que: algunos de nosotros somos una parte menor de
la humanidad en comparación con otros. Proust, Genet, Leduc, Wittig,
para citar algunos al azar: son menos
humanos que heteros. Entonces,
según Lionel Jospin, tengo que entenderlo sin tomármelo mal: desde
que dejé de chupar pollas, cuento menos. No tendría que pedir los
mismos derechos. Casi es una cuestión de sentido común.
¡Pero
lo dice sin homofobia! eso es lo bueno. Al igual que todos los
heteros que tienen algo en contra del matrimonio gay. Es más bien el
sentido común y no la homofobia lo que los empuja a expresarse. Dentro
de este debate, nadie es homófobo. Sólo están en contra de la
igualdad de derechos. Y por la boca de Jospin se entiende bien: no
sólo se trata de la igualdad de derechos entre homos y heteros, sino
también de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Parece
que en esto nos entendemos: no seremos nunca iguales mientras nos
sigamos agarrándo a estas categorías.
Ya
no me veía «mujer» como lo son las «mujeres» que se acuestan
gratis con tíos como él, pero hasta esta declaración, no había
pensado jamás dejar de definirme como perteneciente a la humanidad.
Voy a tardar un tiempo en acostumbrarme. Es que me volví lesbiana
demasiado tarde, probablemente. Es que todavía no me acostumbro a
que me coloquen en mi lugar cada cinco minutos. A mi nuevo sitio: el
de los tolerados.
Al
principio, me daba casi igual este asunto de matrimonio, pero según
los voy escuchando a todos, sin homofobia, recordándonos que no
valemos lo que vale un hetero, empieza a interesarme.
No
sé lo que Lionel Jospin entiende por humanidad. No hace tanto, una
mujer que se embarazaba fuera del matrimonio era una paria. Si se
embarazaba de un hombre casado con otra, le hacían vivir el infierno
en la tierra en el
nombre de la
dignidad humana. Se podía pensar en quemarla por bruja. Muchas
subieron a la hoguera por menos. Se podía echarla del pueblo a
pedradas. El niño era un bastardo, un menos que nada. Bueno, algunas
décadas más tarde ya no tenemos nada malo que decirle a esto. Por
lo tanto, ¿nos volvimos menos humanos según Lionel Jospin? La
humanidad se ha envilecido tánto con eso? En qué momento de la
evolución tenemos que bloquear el cursor de la tolerancia?
Jospin,
como muchos oponentes al matrimonio gay, es un hombre divorciado. Al
igual que Copé1,
Le Pen2,
Sarkozy3,
Dati4
y
tutti quanti.
Este acuerdo con el juramento del matrimonio forma parte de las
evoluciones felices. Los niños de divorciados tienen que soportar
padrastros a saco, entonces ya no se habla de papa y mama, de repente
se trata de colectividad. Sabemos que los heterosexuales se divorcian
más de lo que cambian de coche. Sabemos que el adulterio es un
deporte corriente (basta leer los comentarios de heteros después de
la dimisión de Petraeus por haber engañado a su mujer para entender
la
importancia
que tiene la monogamia en la heterosexualidad: no se la creen ni un
segundo, se engaña como respirar y les parece inadmisible que
alguien se meta) y sabemos, por experiencia, que no piensan que
concebir niños fuera de matrimonio sea un problema. Pueden
tener niños fuera del matrimonio siendo casados y le parece
formidable a todo el mundo. Muy bien. Yo estoy al favor de todo lo
que es punk rock, entonces esta idea de una inmensa orgía amistosa
me parece fenomenal. Entonces, ¿por que hay tanta flexibilidad moral
cuando son los heteros los que se limpian el culo con el juramento
del matrimonio mientras los homosexuales recolectan una indignación
rígida cuando se trata ellos? ¿Ensuciaríamos la institución? ¿La
pervertiríamos? Pero tíos, aunque le pongamos todo el destroy
del
mundo no la vamos a pervertir más de lo que hicisteis vosotros, está
perdido de antemano... dado el estado en el cual se encuentra el
matrimonio, lo excepcional es que aceptemos usarlo. El Vaticano nos
profetiza que esto nos llevará a la poligamia —así
que las bolleras y los bougnoules5
estamos en la misma bolsa, pero esta advertencia no es racista u
homófoba , seamos sutiles, ya sabemos que las chicas con velo
tampoco forman parte de esta humanidad concebida por esta izquierda,
pero vamos—;
que no se asusten por la poligamia: ya está aquí. Cuando un hombre
paga tres pensiones alimentarias, ¿qué es sino una forma de
poligamia? ¡Que los católicos se ocupen de los comportamientos de
los casados en la iglesia! Esto les costará tanto ordenarlo que no
tendrán tiempo para perder con parejas que piden matrimonio delante
del alcalde.
Y lo mismo para los niños, no os preocupéis por eso: no nos
comportaremos peor que vosotros. Ser padres mas sórdidos, mas
inatentos, mas egoístas, mas pasotas, mas neuróticos y tóxicos es
imposible. Tranquilizaos por todo esto. Lo peor ya lo hacéis
vosotros muy bien.
Y todo eso sin contar con que la humanidad esta sufriendo otros
ultrajes mucho mas graves ahora mismo con los cuales las bolleras y
las maricas no tienen nada que ver, así que encuentro a Lionel
Jospin muy mal organizado en cuanto a las prioridades de sus
crispaciones. En el 2012, hay atentados a la moral mucho mas brutales
y difíciles de admitir que la idea de que dos mujeres se quieran
casar juntas. ¿Qué coño importa? Ya sé y lo entiendo, le molesta
al opresor cuando dos perras se olvidan de su collar, le molesta
porque no se las puede mantener tan fácilmente bajo el yugo de la
heterosexualidad. A veces ocurre que la víctima no quiera dejarse
hacer agradeciendo a su verdugo, yo pensaba que una formación
socialista permitía entenderlo. Pero no es así, algunas formaciones
socialistas llegan a dividir los seres humanos en dos categorías:
los verdaderos humanos y los que deberían esconderse y callarse.
Tengo la impresión que perdí una mitad de mi ciudadanía al
enamorarme de una chica (que de todos modos se niega a reconocerse
como mujer, pero dejaré este asunto de lado para no hacer
descarriar la máquina de seleccionar humanos-menos humanos de
Lionel Jospin). Tengo la impresión de estar castigada. Y no veo otro
modo de entenderlo. Estoy castigada por haber dejado de ser una
hetera, una humana cien por cien. Durante 35 años he tenido los
plenos derechos, ahora me debo contentar con una mitad de derechos.
Me da pena que el Estado tome tanto tiempo en dejar que Lionel Jospin
y sus amigos católicos lo pueden pensar, cuando la ley no tiene
porque estar de su lado.
Si mañana me anuncian que tengo un tumor en el cerebro y que me
quedan seis meses, no dispongo de ningún contrato fácil de firmar
con la persona con la cual vivo desde hace ocho años que me pueda
asegurar que todo lo que tenemos en casa le pertenecerá. Si es la
muerte la que nos separa, todo lo que me pertenece le pertenece a
ella. Si fuera hetera, estaría arreglado en cinco minutos: una
vuelta por el ayuntamiento y todo lo que es mío es suyo. Y
viceversa. Pero soy bollera. Entonces, según Lionel Jospin, es
normal que sea difícil establecer mi sucesión. Que la podamos
refutar o que haya que pagar 60 % de impuestos para poder tocarla.
Una pequeña tasa no homófoba, pero que somos los únicos en pagar
aunque seamos pareja. Que cualquier persona de mi familia pueda poner
en tela de juicio su derecho a gestionar lo que dejo es normal, es el
precio que hay que pagar por la no heterosexualidad. La persona con
la cual vivo desde hace ocho años es la única persona que sabe lo
que contiene mi ordenador y lo que me gustaría hacer con su
contenido. Me gustaría saber que será la persona que gestionará lo
que dejase si me pasara algo como lo pueden hacer los heteros.
Monsieur Jospin, al igual que los demás heteros, puede estar
seguro de que cualquier pequeña hetera cobrará la parte de la
herencia que le toca. Yo quiero tener el mismo derecho. Quiero el
mismo derecho que él y que todas las heteras tienen, quiero
exactamente los mismos. Yo pago los mismos impuestos que un humano
hetero, quiero los mismos derechos y me la suda saber si Lionel
Jospin y sus amigos no homófobos, aunque conscientes que el hecho de
tener pluma ha de tener un precio social, me incluyen o no en su
concepción de la humanidad. Yo quiero que el Estado le haga
enterarse de que soy una humana al igual que los demás. Y eso a
pesar de no tener pollas en el culo. Y eso a pesar de no suministrar
ningún polluelo a mi país.
La cuestión de la herencia es central en la institución del
matrimonio. Los sordos, los ciegos y los mal formados no pudieron
heredar durante mucho tiempo. No eran lo suficientemente humanos. Estoy
feliz de que hayamos acabado con esto. Las mujeres tampoco heredaban.
No tenían alma. Sus órganos reproductores les impedían ocuparse de
los asuntos de la ciudad. Eran otros Jospin en esta época, se
llamaban Proudhon. Tengo ganas de vivir en un país donde no dejemos
a los Jospin seleccionar entre los que aceden a la humanidad y los
que han de quedarse en la vergüenza.
No veo otra palabra que homofobia para describir la hostilidad que
siento desde que empezó este debate. Yo crecí como hetera y me
parecía normal tener los mismos derechos que todo el mundo.
Envejezco bollera y no me gusta nada la sensación que me causan esos
viejos velludos en cuanto me declaran desviada. Me gustaría poder
casarme y no hacerlo. Nadie ha de escrutar con lupa con quién duermo
y con quién vivo. No tengo por qué sentirme castigada porque escapo
a la heterosexualidad.
Yo les dejo en paz a todos con sus matrimonios podridos. Con sus
críos que nunca mas festejarán la navidad en familia, con toda la
familia entera, porque se quebró en dos, en cuatro, en diez. Que se
las arreglen con su puta heterosexualidad como quieran, que
encuentren tontas para chuparles la polla que piensen que es genial
hacerlo gratis antes de hacerles escupirlo en pensiones
compensatorias. Que vivan sus vidas de mierda como quieran y que me
den los derechos de vivir la mía como quiero yo, con los mismos
deberes y las mismas compensaciones que vosotros.
Y del mismo modo, por favor, dejad esas tonterías de los psicólogos
acerca de que los niños adoptados se han de imaginar que sus padres
los concibieron juntos. Es inmundo escucharlos despotricar por un
niño que ha sido adoptado por una sola persona. Y sobretodo, dejad
de creer que un niño coreano o haitiano mira a sus dos padres
caucásicos imaginándose que salió de sus vientres. Es un niño
adoptado y, se sienta bien o no, sabe muy bien que no es el hijo de
esta pareja. Dejad de tomarnos el pelo con el modelo padre-madre
cuando sabemos que hay niños que crecen de otra manera y que siempre
ha sido así. Cuando los dirigentes declaran una guerra, les da igual
saber que están preparando a una generación de huérfanos de padre.
Que dejen de contarse historias según las cuales la heterosexualidad
occidental es el único modo de vivir juntos y de formar parte de la
humanidad. Están pisando a bolleras y maricas para cantar sus
alabanzas. No es necesario y no estamos aquí para esto. Sus vidas en
general son más bien una mierda, sus vidas amorosas son una
catástrofe y pueden dejar de creer que no se nota. Dejad las
bolleras y maricas gestionar sus vidas como quieren. Nadie tiene
ganas de imitarlos. Que se empeñen en construir refugios para gente
sin techo en lugar de erigir cárceles. Dormir en un cartón sin
saber dónde mear no es una elección de vida, es un terror político
y me sorprende que el matrimonio les obnubila tanto a los Jospin como
en el Vaticano cuando la miseria les parece tan soportable.
1Jean
Francois Copé es presidente del partido
de derecha UMP (cuya presidencia es muy controvertida por casos de
fraude electoral) y alentador a las manifestaciones anti matrimonio.
2Jean
Marie Le Pen es el fundador del partido de extrema derecha Frente
Nacional (FN) y conocido por sus exacciones en la guerra de Algelia
(torturas). Su hija Marine Le Pen es la actual líder del partido,
el cual se convirtió en la tercera fuerza política del país en
las últimas elecciones presidenciales.
3Nicolas
Sarkozy fue presidente de Francia entre 2007 y 2012. Empezó una
politica ultrarepresiva en contra de las minorías del país
(gitanos, roms, árabes, negros, prostitutas, pobres...) en su puesto de
Ministro del Interior en el gobierno de Jacques Chirac cinco años
antes de su aceso a la presidencia. También reforzó medidas
ultraliberales y reformas antipopulares (jubilacion, represion a
estudiantes, contratos basura, etc.).
4Rachida
Dati fue Ministra en el gobierno de Sarkozy.
5Término
racista para designar a los árabes.
Más artículos sobre el matrimonio gay en Francia:
http://cahierdeterrain.blogspot.com.es/search/label/mariage%20homo
Más artículos sobre el matrimonio gay en Francia:
http://cahierdeterrain.blogspot.com.es/search/label/mariage%20homo
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miércoles, 16 de enero de 2013
Beatriz Preciado / ¿Quién defiende al niño queer?
TEXTO ORIGINAL EN FRANCÉS AQUI
LEER EN ITALIANO AQUI
TEXTO EN CASTELLANO VIA artilleriainmanente.blogspot
LEER EN ITALIANO AQUI
TEXTO EN CASTELLANO VIA artilleriainmanente.blogspot
Los católicos, judíos y musulmanes integristas, los copeístas* desinhibidos, los psicoanalistas edípicos, los socialistas naturalistas à la
Jospin, los izquierdistas heteronormativos y el rebaño creciente de los
modernos reaccionarios estuvieron de acuerdo este domingo en hacer del
derecho del niño a tener un padre y una madre el argumento central que
justifica la limitación de los derechos de los homosexuales. Se trató de
su día de salida, la gigantesca salida del clóset de los hererócratas.
Ellos defienden una ideología naturalista y religiosa de la que se
conocen los principios. Su hegemonía heterosexual ha reposado siempre
sobre el derecho de oprimir a las minorías sexuales y de género. Se
tiene la costumbre de verlos blandir una hacha. Lo que es problemático,
es que fuerzan a los niños a portar esa hacha patriarcal.
El niño que Frigide Barjot asegura proteger no existe. Los defensores de
la infancia y la familia hacen llamado de la familia política de un
niños que ellos construyen, un hijo presupuesto heterosexual y bajo la
norma del género. Un niño que privan de toda fuerza de resistencia, de
toda posibilidad de hacer un uso libre y colectivo de su cuerpo, sus
órganos y sus fluidos sexuales. Esta niñez que ellos aseguran proteger
exige el terror, la opresión y la muerte.
Frigide Barjot, su musa, aprovecha que es imposible para un niño
rebelarse políticamente contra el discurso de los adultos: el niño es
siempre un cuerpo a quien no se reconoce el derecho de gobernar.
Permítanme inventar, retrospectivamente, una escena de enunciación, de
hacer un derecho de réplica en nombre del niño gobernado que fui, de
defender otra forma de gobierno de los niños que no son como los otros.
Alguna vez fui el niño que Frigide Barjot se enorgullece de proteger. Y
me sublevo hoy en nombre de los niños que estos discursos falaces
esperan preservar. ¿Quién defiende los derechos del niño diferente? ¿Los
derechos del chico pequeño que ama vestir de rosa? ¿De la chica pequeña
que sueña con casarse con su mejor amiga? ¿Los derechos del niño queer,
maricón, tortillera, transexual o transgénero? ¿Quién defiende los
derechos del niño para cambiar de género si lo deseara? ¿Los derechos
del niño a la libre autodeterminación de género y sexualidad? ¿Quién
defiende los derechos del niño a crecer en un mundo sin violencia sexual
ni de género?
El discurso omnipresente de Frigide Barjot y de los protectores de los
“derechos del niño a tener un padre y una madre” me hacen volver al
lenguaje del nacional catolicismo de mi infancia. Nací en la España
franquista, en la cual crecí con una familia heterosexual católica de
derecha. Una familia ejemplar, que los copeístas podrían erigir como
emblema de virtud moral. Tuve un padre, y una madre. Cumplieron
escrupulosamente su función de garantes domésticos del orden
heterosexual.
En el discurso francés actual contra el matrimonio y la Procreación
Médicamente Asistida (PMA) para todos, reconozco las ideas y los
argumentos de mi padre. En la intimidad del hogar familiar, desplegaba
un silogismo que invocaba la naturaleza y la ley moral con el fin de
justificar la exclusión, violencia e incluso asesinato de los
homosexuales, travestis y transexuales. Comenzaba por “un hombre debe ser un hombre y una mujer una mujer, así como Dios lo ha querido”, continuaba por “lo que es natural, es la unión de un hombre y una mujer, es por esto que los homosexuales son estériles”, hasta la conclusión, implacable, “si mi hijo es homosexual prefiero matarlo”. Y ese hijo, era yo.
El niño a proteger de Frigide Barjot es el efecto de un dispositivo
pedagógico temible, el lugar de proyección de todos los fantasmas, la
coartada que permite al adulto naturalizar la norma. La biopolítica1
es vivípara y pedófila. La reproducción nacional depende de ello. El
niño es un artefacto biopolítico garante de la normalización del adulto.
La policía del género vigila la cuna de los vivientes por nacer, para
transformarlos en niños heterosexuales. La norma realiza su ronda
alrededor de los cuerpos tiernos. Si tú no eres heterosexual, es la
muerte quien te espera. La policía del género exige cualidades
diferentes del pequeño chico y la pequeña chica. Da forma a los cuerpos a
fin de dibujar órganos sexuales complementarios. Prepara la
reproducción, desde la escuela al Parlamento, industrializándola. El
niño que Frigide Barjot desea proteger es la creatura de una máquina
despótica: un copeísta empequeñecido que hace campaña para la muerte en
nombre de la protección de la vida.
Recuerdo el día en el que, en mi escuela de monjas, las Hermanas
Reparadoras del Sagrado Corazón de Jesús, la madre Pilar nos pidió
dibujar a nuestra futura familia. Tenía 7 años. Me dibujé casada con mi
mejor amiga Marta, tres niños y varios perros y gatas. Había ya
imaginado una utopía sexual, en la cual existía el matrimonio para
todos, la adopción, la PMA... Algunos días después, la escuela envió una
carta a casa, aconsejando a mis padres llevarme a ver a un psiquiatra, a
fin de arreglar lo antes posible un problema de identificación sexual.
Numerosas represalias siguieron a esta visita. El desprecio y rechazo de
mi padre, la vergüenza y culpabilidad de mi madre. En la escuela, se
extendió el rumor de que yo era lesbiana. Una mani de copeístas y
frigide-barjotianos se organizaba cotidianamente delante de mi clase. “Sal tortillera, decían, se te violará para que aprendas a besar como Dios lo quiere.” Tenía un padre y una madre, pero fueron incapaces de protegerme de la depresión, la exclusión, la violencia.
Lo que protegían mi padre y mi madre, no eran mis derechos de niño, sino
las normas sexuales y de género que se habían ellos mismos inculcado en
el dolor, a través de un sistema educativo y social que castigaba toda
forma de disidencia con la amenaza, la intimidación, el castigo, y la
muerte. Tenía un padre y una madre, pero ninguno de los dos pudo
proteger mi derecho a la libre autodeterminación de género y sexualidad.
Huí de este padre y esta madre que Frigide Barjot exige para mí, mi
supervivencia dependía de ello. Así, aunque tuve un padre y una madre,
la ideología de la diferencia sexual y la heterosexualidad normativa me
los has había confiscado. Mi padre fue reducido al rol de representante
represivo de la ley del género. Mi madre fue privada de todo lo que
habría podido ir más allá de su función de útero, de reproductora de la
norma sexual. La ideología de Frigide Barjot (que se articulaba entonces
con el franquismo nacional católico) ha desollado al niño que yo era
del derecho de tener un padre y una madre que habrían podido amarme, y
cuidar de mí.
Nos llevó mucho tiempo, conflictos y heridas superar esta violencia.
Cuando el gobierno socialista de Zapatero propuso, en 2005, la ley del
matrimonio homosexual en España, mis padres, siempre católicos
practicantes de derecho, se manifestaron a favor de esta ley. Votaron a
favor del partido socialista por primera vez en su vida. No se
manifestaron únicamente en favor de defender mis derechos, sino también
de reivindicar su propio derecho a ser padre y madre de un niño
no-heterosexual. Para el derecho a la paternidad de todos los niños,
independientemente de su género, su sexo o su orientación sexual. Mi
madre me contó que tuvo que convencer a mi padre, más reacio. Me dijo “nosotros también, nosotros tenemos el derecho de ser tus padres”.
Los manifestantes del 13 de enero no defendieron el derecho de los
niños. Defienden el poder de educar a los hijos en la norma sexual y de
género, como supuestos heterosexuales. Desfilan para mantener el derecho
de discriminar, castigar y corregir toda forma de disidencia o
desviación, pero también para recordar a los padres de hijos
no-heterosexuales que su deber es tener vergüenza por ellos, rechazarlos
y corregirlos. Nosotros defendemos el derecho de los niños a no ser
educados exclusivamente como fuerza de trabajo y reproducción.
Defendemos el derecho de los niños a no ser considerados como futuros
productores de esperma y futuros úteros. Defendemos el derecho de los
niños a ser subjetividades políticas irreductibles a una identidad de
género, sexo o raza.
Qui défend l'enfant queer ?, publicado en Libération el 14 de enero de 2013.
* Seguidor de Jean-François Copé, político francés.
1 Concepto de Michel Foucault que designa un poder que
se ejercer sobre el cuerpo y las poblacione. Autora de “Pornotopía:
Arquitectura y sexualidad en Playboy durante la guerra fría”, (Anagrama,
2010).
martes, 15 de enero de 2013
DSEX3
Un icono socio-cultural del bien-estar “ EL
CARRO DELLA COMPRA”, donde depositamos la satisfacción de nuestras
necesidades. A través de la reutilización y reinterpretación de su
estructura original, éste icono fue transmutado en vehículos que nos
aproximan a las fronteras de la satisfacción, al b.d.s.m, y al fetiche,
para llevar éstas técnicas consideradas tabú y practicadas en la
privacidad a un espacio social más amplio.
SINOPSIS en ingles:
A socio-cultural welfare icon , “ the supermarket trolley” in whitch is placed the sadisfaction of our needs.
Through its reuse and reinterpretation it is transmuted into artefact
that leads us to the frontiers of satisfaction, to b.d.s.m. and fetish,
normally practicad in privacy, transferring these to a larger social
space.
Estylists: Maria Perkances, Angela Rockamora
Maniquis: Klau Kinki, Julito, Munttsa, Peter Pfeiffer, David Mirásphotography & video by TEA GUARASCIOte-avproject.net
DSEX3 from tea guarascio on Vimeo.
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viernes, 11 de enero de 2013
La Fiscalía pide entre tres y seis años a Bugalho en un caso lleno de sombras
El 16 de enero, Laura Bugalho comparecerá en el juzgado número 1 de Compostela acusada de falsedad documental continuada de documentos públicos,
por lo que se puede enfrentar a una pena de entre tres y seis años de
prisión. La denuncia parte del Grupo Operativo de Extranjería de la
Policía Nacional que dice haber encontrado, entre la documentación
aportada para la regularización de cuatro personas, documentos públicos
falseados relativos a trámites que apoyan sus solicitudes, como padrones
o analíticas médicas.
Bugalho es una reconocida activista que, además, se dedica profesionalmente a apoyar y asesorar a personas migrantes
que acuden al Departamento de Migración del sindicato Confederación
Intersindical Galega (CIG). Su historial militante pasa por haber sido
la cara visible del movimiento trans galego, feminista, independentista,
de defensa de los derechos de las personas presas y de aquellas presas
políticas vinculadas a la soberanía de los pueblos, especialmente
gallego y vasco. A causa de esta trayectoria, Bugalho recibe ahora el apoyo de cientos de colectivos y miles de personas que, a nivel internacional,
piden que su causa sea desestimada judicialmente, ya que consideran que
este proceso es una venganza por toda esta trayectoria y concretamente
por haber ayudado a destapar la trama mafiosa que operaba en Galicia en
connivencia con parte del empresariado y agentes de policía.
‘Operación Peregrino’
Laura Bugalho ayudó a destapar en 2009 un entramado que desembocó en la denominada Operación Peregrino,
que investigó la llegada de 57 personas de origen marroquí, traídas al
Estado bajo promesa de un empleo previo pago de cerca de diez mil euros,
tal y como contó uno de los implicados, Rabia Dahmani, al periódico Novas da Galiza
en 2010. Tras ser abandonados literalmente durante un mes en Andalucía,
fueron reclamados por diferentes empresas del metal galego para
trabajar por menos de la mitad del sueldo que figuraba en sus nóminas.
En esta trama, además del empresariado estaba implicado un trabajador
del Centro de Información para Trabajadores Extranjeros de CC OO y,
según sostiene Laura Bugalho, también alguien de Extranjería de la
comisaría de Compostela, ya que, según ella misma cuenta, el propio jefe
del Grupo Operativo de Extranjería le dijo textualmente “esto es una
vendetta” en el momento de su detención en mayo de 2009, días después de
destapar la trama durante el transcurso de una manifestación de
Panteras Rosa Galiza en Compostela.
Desde ese momento, Bugalho denuncia públicamente a la mafia empresarial y policial, y comienza a sufrir un acoso continuado por parte de la Policía.
La propia Bugalho sostiene que ese cuerpo está detrás del asalto que
sufrió su vivienda el 21 de mayo de ese mismo año, que denunció a la
Guardia Civil, que tardó más de dos horas en llegar a su domicilio
alegando que se habían perdido. Días después, varios policías le
informan de que está siendo vigilada por haber denunciado los casos de
trata, ella les informa del asalto a su domicilio y los policías no
desmienten su posible vinculación con este hecho.
Sólo una semana después la policía irrumpió en su despacho de la CIG, confiscó su ordenador y la detuvo durante 48 horas
en el transcurso de las cuales Bugalho, refiere haber sufrido
vejaciones relacionadas con su condición de mujer trans y galego
hablante. Laura confirma sus sospechas cuando el comisario jefe se
dirige a ella con un “por fin te cogí, Laura”.
Irregularidades durante el proceso
Durante el proceso que comienza en el momento en que Bugalho pasa a
disposición judicial, tres personas migrantes comparecen delante del
juez. A pesar de ir en calidad de testigos, estas personas van
esposadas y reciben instrucciones por parte de los agentes como
“recordad lo que ayer acordamos, tenéis que denunciar a Laura Bugalho”,
según cuentan personas que acudieron a apoyar a la acusada y que
escucharon en la sala de testigos estas palabras. Del ordenador del
despacho de la CIG fueron extraídos los datos de 15 personas que fueron
citadas sin
orden judicial y amenazadas con quedarse sin papeles o recibir órdenes de expulsión. Tres de las ocho que asistieron afirman que no les fue permitido leer su propio testimonio y que se les obligó a firmarlo. Las últimas novedades del proceso son que ocho de las personas que acudían como testigos de la Policía sin autorización judicial han pasado a ser imputadas en el caso, lo que sus abogados denuncian como un ataque más abusando de la vulnerabilidad de su situación en el país.
orden judicial y amenazadas con quedarse sin papeles o recibir órdenes de expulsión. Tres de las ocho que asistieron afirman que no les fue permitido leer su propio testimonio y que se les obligó a firmarlo. Las últimas novedades del proceso son que ocho de las personas que acudían como testigos de la Policía sin autorización judicial han pasado a ser imputadas en el caso, lo que sus abogados denuncian como un ataque más abusando de la vulnerabilidad de su situación en el país.
Solidaridad de los movimientos sociales
La propia Bugalho asume este proceso como un ataque personal a su
trayectoria como activista en defensa de los derechos humanos. Entre las
muestras de apoyo hay en marcha una recogida de firmas a través de la
plataforma change.org y numerosas movilizaciones que tuvieron lugar en
diferentes momentos del proceso. En 2011 le fue concedido el premio
Nicolás Salmerón, en la categoría de Liberdades sexuais. El 3 de enero
de 2013 también fue convocada una manifestación en Bilbao y se prevén
respuestas desde los diferentes movimientos sociales en Galiza, como
expone Rubém Centeno, activista social: “La detención de Laura en 2009
levantó una ola de solidaridad impresionante. Laura Bugalho tiene una
importancia especial para el activismo gallego: ella mejor que nadie
encarna el cruce de subjetividades del que nacen las políticas queer:
trans, feminista, gallega e independentista. Todo esto, junto con su
incansable labor en el apoyo a las personas sin papeles desde el área de
migración de la CIG ha hecho de ella una referencia no sólo en Galiza:
Laura Bugalho es hoy en día una referencia fundamental del movimiento
trans internacional más activo. El juicio contra Laura es un juicio
contra todas nosotras”.
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LAURA BUGALHO
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