miércoles, 23 de enero de 2013

este viernes en el Nido

Este viernes 25 en el Nido a partir de las 20h debate a partir del texto "I Shot Peace (Pis)"

martes, 22 de enero de 2013

Virginie Despentes contesta a Lionel Jospin y a los anti-matrimonio para todos

via Tout Terrain

Este articulo fue publicado el 12 de noviembre del 2012, aqui está la versión original.

Invitado a la emisión televisada del Grand journal de Canal+, el ex primer ministro socialista Lionel Jospin reiteró sus reservas en cuanto a la apertura del matrimonio a las parejas homosexuales. «Es la posición de mi partido por lo tanto la respeto, empezó el ex Primer ministro. No es la mia. Lo que pienso es que la idea fundamental que se debe sostener -en cuanto al matrimonio, a las parejas y a la vida en general- es que la humanidad está estructurada entre hombres y mujeres.». La escritora Virginie Despentes decidió contestarle en la revista francesa gay Têtu.
«Entonces, esta semana le toca a Lionel Jospin. Le parece que no escuchamos suficientes tonterías en cuanto al matrimonio gay, así que se marca un solo. Tranquilos, ¡eh! que es sin homofobia. No dijo que existía el derecho a dispararles a las maricas o de hacerles la vida imposible a las nenas bolleras en el instituto. No, sólo nos quería señalar: cuidado, que con el matrimonio nos estamos pasando de la raya «La humanidad está estructurada sobre las relaciones entre hombres y mujeres.». Así que, sin ninguna homofobia: las bolleras y maricas no pertenecen verdaderamente a la humanidad. Sin embargo, no son estériles —pero como no viven en pareja, no son humanos de pura cepa— humanos como lo es monsieur Jospin. No está siendo muy delicado con los solteros y la gente que no tiene hijos, pero Jospin es así: tiene una alta idea de lo que es la humanidad; y la humanidad, son mujeres y hombres que viven juntos, copulan y producen niños para la patria. Es una pena para las mujeres, pues, in fine, esta humanidad es la historia de toda la mierda que se tragaron durante milenios, pero así es la humanidad y no la vamos a cambiar. Hay que admitirlo: está por un lado la Humanidad con mayúscula que puede pretender acceder a las instituciones, y por el otro lado, una casta menos noble, menos humana. La que debería ser feliz de no ser perseguida, así que, que no venga a reclamar derechos al estado. Pero claro, lo dice sin ánimo de ofender, sin homofobia, es sólo que: algunos de nosotros somos una parte menor de la humanidad en comparación con otros. Proust, Genet, Leduc, Wittig, para citar algunos al azar: son menos humanos que heteros. Entonces, según Lionel Jospin, tengo que entenderlo sin tomármelo mal: desde que dejé de chupar pollas, cuento menos. No tendría que pedir los mismos derechos. Casi es una cuestión de sentido común.
¡Pero lo dice sin homofobia! eso es lo bueno. Al igual que todos los heteros que tienen algo en contra del matrimonio gay. Es más bien el sentido común y no la homofobia lo que los empuja a expresarse. Dentro de este debate, nadie es homófobo. Sólo están en contra de la igualdad de derechos. Y por la boca de Jospin se entiende bien: no sólo se trata de la igualdad de derechos entre homos y heteros, sino también de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Parece que en esto nos entendemos: no seremos nunca iguales mientras nos sigamos agarrándo a estas categorías.
Ya no me veía «mujer» como lo son las «mujeres» que se acuestan gratis con tíos como él, pero hasta esta declaración, no había pensado jamás dejar de definirme como perteneciente a la humanidad. Voy a tardar un tiempo en acostumbrarme. Es que me volví lesbiana demasiado tarde, probablemente. Es que todavía no me acostumbro a que me coloquen en mi lugar cada cinco minutos. A mi nuevo sitio: el de los tolerados.
Al principio, me daba casi igual este asunto de matrimonio, pero según los voy escuchando a todos, sin homofobia, recordándonos que no valemos lo que vale un hetero, empieza a interesarme.
No sé lo que Lionel Jospin entiende por humanidad. No hace tanto, una mujer que se embarazaba fuera del matrimonio era una paria. Si se embarazaba de un hombre casado con otra, le hacían vivir el infierno en la tierra en el nombre de la dignidad humana. Se podía pensar en quemarla por bruja. Muchas subieron a la hoguera por menos. Se podía echarla del pueblo a pedradas. El niño era un bastardo, un menos que nada. Bueno, algunas décadas más tarde ya no tenemos nada malo que decirle a esto. Por lo tanto, ¿nos volvimos menos humanos según Lionel Jospin? La humanidad se ha envilecido tánto con eso? En qué momento de la evolución tenemos que bloquear el cursor de la tolerancia?
Jospin, como muchos oponentes al matrimonio gay, es un hombre divorciado. Al igual que Copé1, Le Pen2, Sarkozy3, Dati4 y tutti quanti. Este acuerdo con el juramento del matrimonio forma parte de las evoluciones felices. Los niños de divorciados tienen que soportar padrastros a saco, entonces ya no se habla de papa y mama, de repente se trata de colectividad. Sabemos que los heterosexuales se divorcian más de lo que cambian de coche. Sabemos que el adulterio es un deporte corriente (basta leer los comentarios de heteros después de la dimisión de Petraeus por haber engañado a su mujer para entender la importancia que tiene la monogamia en la heterosexualidad: no se la creen ni un segundo, se engaña como respirar y les parece inadmisible que alguien se meta) y sabemos, por experiencia, que no piensan que concebir niños fuera de matrimonio sea un problema. Pueden tener niños fuera del matrimonio siendo casados y le parece formidable a todo el mundo. Muy bien. Yo estoy al favor de todo lo que es punk rock, entonces esta idea de una inmensa orgía amistosa me parece fenomenal. Entonces, ¿por que hay tanta flexibilidad moral cuando son los heteros los que se limpian el culo con el juramento del matrimonio mientras los homosexuales recolectan una indignación rígida cuando se trata ellos? ¿Ensuciaríamos la institución? ¿La pervertiríamos? Pero tíos, aunque le pongamos todo el destroy del mundo no la vamos a pervertir más de lo que hicisteis vosotros, está perdido de antemano... dado el estado en el cual se encuentra el matrimonio, lo excepcional es que aceptemos usarlo. El Vaticano nos profetiza que esto nos llevará a la poligamia así que las bolleras y los bougnoules5 estamos en la misma bolsa, pero esta advertencia no es racista u homófoba , seamos sutiles, ya sabemos que las chicas con velo tampoco forman parte de esta humanidad concebida por esta izquierda, pero vamos—; que no se asusten por la poligamia: ya está aquí. Cuando un hombre paga tres pensiones alimentarias, ¿qué es sino una forma de poligamia? ¡Que los católicos se ocupen de los comportamientos de los casados en la iglesia! Esto les costará tanto ordenarlo que no tendrán tiempo para perder con parejas que piden matrimonio delante del alcalde.
Y lo mismo para los niños, no os preocupéis por eso: no nos comportaremos peor que vosotros. Ser padres mas sórdidos, mas inatentos, mas egoístas, mas pasotas, mas neuróticos y tóxicos es imposible. Tranquilizaos por todo esto. Lo peor ya lo hacéis vosotros muy bien.
Y todo eso sin contar con que la humanidad esta sufriendo otros ultrajes mucho mas graves ahora mismo con los cuales las bolleras y las maricas no tienen nada que ver, así que encuentro a Lionel Jospin muy mal organizado en cuanto a las prioridades de sus crispaciones. En el 2012, hay atentados a la moral mucho mas brutales y difíciles de admitir que la idea de que dos mujeres se quieran casar juntas. ¿Qué coño importa? Ya sé y lo entiendo, le molesta al opresor cuando dos perras se olvidan de su collar, le molesta porque no se las puede mantener tan fácilmente bajo el yugo de la heterosexualidad. A veces ocurre que la víctima no quiera dejarse hacer agradeciendo a su verdugo, yo pensaba que una formación socialista permitía entenderlo. Pero no es así, algunas formaciones socialistas llegan a dividir los seres humanos en dos categorías: los verdaderos humanos y los que deberían esconderse y callarse.
Tengo la impresión que perdí una mitad de mi ciudadanía al enamorarme de una chica (que de todos modos se niega a reconocerse como mujer, pero dejaré este asunto de lado para no hacer descarriar la máquina de seleccionar humanos-menos humanos de Lionel Jospin). Tengo la impresión de estar castigada. Y no veo otro modo de entenderlo. Estoy castigada por haber dejado de ser una hetera, una humana cien por cien. Durante 35 años he tenido los plenos derechos, ahora me debo contentar con una mitad de derechos. Me da pena que el Estado tome tanto tiempo en dejar que Lionel Jospin y sus amigos católicos lo pueden pensar, cuando la ley no tiene porque estar de su lado.
Si mañana me anuncian que tengo un tumor en el cerebro y que me quedan seis meses, no dispongo de ningún contrato fácil de firmar con la persona con la cual vivo desde hace ocho años que me pueda asegurar que todo lo que tenemos en casa le pertenecerá. Si es la muerte la que nos separa, todo lo que me pertenece le pertenece a ella. Si fuera hetera, estaría arreglado en cinco minutos: una vuelta por el ayuntamiento y todo lo que es mío es suyo. Y viceversa. Pero soy bollera. Entonces, según Lionel Jospin, es normal que sea difícil establecer mi sucesión. Que la podamos refutar o que haya que pagar 60 % de impuestos para poder tocarla. Una pequeña tasa no homófoba, pero que somos los únicos en pagar aunque seamos pareja. Que cualquier persona de mi familia pueda poner en tela de juicio su derecho a gestionar lo que dejo es normal, es el precio que hay que pagar por la no heterosexualidad. La persona con la cual vivo desde hace ocho años es la única persona que sabe lo que contiene mi ordenador y lo que me gustaría hacer con su contenido. Me gustaría saber que será la persona que gestionará lo que dejase si me pasara algo como lo pueden hacer los heteros. Monsieur Jospin, al igual que los demás heteros, puede estar seguro de que cualquier pequeña hetera cobrará la parte de la herencia que le toca. Yo quiero tener el mismo derecho. Quiero el mismo derecho que él y que todas las heteras tienen, quiero exactamente los mismos. Yo pago los mismos impuestos que un humano hetero, quiero los mismos derechos y me la suda saber si Lionel Jospin y sus amigos no homófobos, aunque conscientes que el hecho de tener pluma ha de tener un precio social, me incluyen o no en su concepción de la humanidad. Yo quiero que el Estado le haga enterarse de que soy una humana al igual que los demás. Y eso a pesar de no tener pollas en el culo. Y eso a pesar de no suministrar ningún polluelo a mi país.
La cuestión de la herencia es central en la institución del matrimonio. Los sordos, los ciegos y los mal formados no pudieron heredar durante mucho tiempo. No eran lo suficientemente humanos. Estoy feliz de que hayamos acabado con esto. Las mujeres tampoco heredaban. No tenían alma. Sus órganos reproductores les impedían ocuparse de los asuntos de la ciudad. Eran otros Jospin en esta época, se llamaban Proudhon. Tengo ganas de vivir en un país donde no dejemos a los Jospin seleccionar entre los que aceden a la humanidad y los que han de quedarse en la vergüenza.
No veo otra palabra que homofobia para describir la hostilidad que siento desde que empezó este debate. Yo crecí como hetera y me parecía normal tener los mismos derechos que todo el mundo. Envejezco bollera y no me gusta nada la sensación que me causan esos viejos velludos en cuanto me declaran desviada. Me gustaría poder casarme y no hacerlo. Nadie ha de escrutar con lupa con quién duermo y con quién vivo. No tengo por qué sentirme castigada porque escapo a la heterosexualidad.
Yo les dejo en paz a todos con sus matrimonios podridos. Con sus críos que nunca mas festejarán la navidad en familia, con toda la familia entera, porque se quebró en dos, en cuatro, en diez. Que se las arreglen con su puta heterosexualidad como quieran, que encuentren tontas para chuparles la polla que piensen que es genial hacerlo gratis antes de hacerles escupirlo en pensiones compensatorias. Que vivan sus vidas de mierda como quieran y que me den los derechos de vivir la mía como quiero yo, con los mismos deberes y las mismas compensaciones que vosotros.
Y del mismo modo, por favor, dejad esas tonterías de los psicólogos acerca de que los niños adoptados se han de imaginar que sus padres los concibieron juntos. Es inmundo escucharlos despotricar por un niño que ha sido adoptado por una sola persona. Y sobretodo, dejad de creer que un niño coreano o haitiano mira a sus dos padres caucásicos imaginándose que salió de sus vientres. Es un niño adoptado y, se sienta bien o no, sabe muy bien que no es el hijo de esta pareja. Dejad de tomarnos el pelo con el modelo padre-madre cuando sabemos que hay niños que crecen de otra manera y que siempre ha sido así. Cuando los dirigentes declaran una guerra, les da igual saber que están preparando a una generación de huérfanos de padre. Que dejen de contarse historias según las cuales la heterosexualidad occidental es el único modo de vivir juntos y de formar parte de la humanidad. Están pisando a bolleras y maricas para cantar sus alabanzas. No es necesario y no estamos aquí para esto. Sus vidas en general son más bien una mierda, sus vidas amorosas son una catástrofe y pueden dejar de creer que no se nota. Dejad las bolleras y maricas gestionar sus vidas como quieren. Nadie tiene ganas de imitarlos. Que se empeñen en construir refugios para gente sin techo en lugar de erigir cárceles. Dormir en un cartón sin saber dónde mear no es una elección de vida, es un terror político y me sorprende que el matrimonio les obnubila tanto a los Jospin como en el Vaticano cuando la miseria les parece tan soportable.
1Jean Francois Copé es presidente del partido de derecha UMP (cuya presidencia es muy controvertida por casos de fraude electoral) y alentador a las manifestaciones anti matrimonio.
2Jean Marie Le Pen es el fundador del partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) y conocido por sus exacciones en la guerra de Algelia (torturas). Su hija Marine Le Pen es la actual líder del partido, el cual se convirtió en la tercera fuerza política del país en las últimas elecciones presidenciales.
3Nicolas Sarkozy fue presidente de Francia entre 2007 y 2012. Empezó una politica ultrarepresiva en contra de las minorías del país (gitanos, roms, árabes, negros, prostitutas, pobres...) en su puesto de Ministro del Interior en el gobierno de Jacques Chirac cinco años antes de su aceso a la presidencia. También reforzó medidas ultraliberales y reformas antipopulares (jubilacion, represion a estudiantes, contratos basura, etc.).
4Rachida Dati fue Ministra en el gobierno de Sarkozy.
5Término racista para designar a los árabes.


Más artículos sobre el matrimonio gay en Francia:
http://cahierdeterrain.blogspot.com.es/search/label/mariage%20homo
 

miércoles, 16 de enero de 2013

Beatriz Preciado / ¿Quién defiende al niño queer?

TEXTO ORIGINAL EN FRANCÉS AQUI
LEER EN ITALIANO AQUI
TEXTO EN CASTELLANO VIA  artilleriainmanente.blogspot
Los católicos, judíos y musulmanes integristas, los copeístas* desinhibidos, los psicoanalistas edípicos, los socialistas naturalistas à la Jospin, los izquierdistas heteronormativos y el rebaño creciente de los modernos reaccionarios estuvieron de acuerdo este domingo en hacer del derecho del niño a tener un padre y una madre el argumento central que justifica la limitación de los derechos de los homosexuales. Se trató de su día de salida, la gigantesca salida del clóset de los hererócratas. Ellos defienden una ideología naturalista y religiosa de la que se conocen los principios. Su hegemonía heterosexual ha reposado siempre sobre el derecho de oprimir a las minorías sexuales y de género. Se tiene la costumbre de verlos blandir una hacha. Lo que es problemático, es que fuerzan a los niños a portar esa hacha patriarcal.
El niño que Frigide Barjot asegura proteger no existe. Los defensores de la infancia y la familia hacen llamado de la familia política de un niños que ellos construyen, un hijo presupuesto heterosexual y bajo la norma del género. Un niño que privan de toda fuerza de resistencia, de toda posibilidad de hacer un uso libre y colectivo de su cuerpo, sus órganos y sus fluidos sexuales. Esta niñez que ellos aseguran  proteger exige el terror, la opresión y la muerte.
Frigide Barjot, su musa, aprovecha que es imposible para un niño rebelarse políticamente contra el discurso de los adultos: el niño es siempre un cuerpo a quien no se reconoce el derecho de gobernar. Permítanme inventar, retrospectivamente, una escena de enunciación, de hacer un derecho de réplica en nombre del niño gobernado que fui, de defender otra forma de gobierno de los niños que no son como los otros.
Alguna vez fui el niño que Frigide Barjot se enorgullece de proteger. Y me sublevo hoy en nombre de los niños que estos discursos falaces esperan preservar. ¿Quién defiende los derechos del niño diferente? ¿Los derechos del chico pequeño que ama vestir de rosa? ¿De la chica pequeña que sueña con casarse con su mejor amiga? ¿Los derechos del niño queer, maricón, tortillera, transexual o transgénero? ¿Quién defiende los derechos del niño para cambiar de género si lo deseara? ¿Los derechos del niño a la libre autodeterminación de género y sexualidad? ¿Quién defiende los derechos del niño a crecer en un mundo sin violencia sexual ni de género?
El discurso omnipresente de Frigide Barjot y de los protectores de los “derechos del niño a tener un padre y una madre” me hacen volver al lenguaje del nacional catolicismo de mi infancia. Nací en la España franquista, en la cual crecí con una familia heterosexual católica de derecha. Una familia ejemplar, que los copeístas podrían erigir como emblema de virtud moral. Tuve un padre, y una madre. Cumplieron escrupulosamente su función de garantes domésticos del orden heterosexual.
En el discurso francés actual contra el matrimonio y la Procreación Médicamente Asistida (PMA) para todos, reconozco las ideas y los argumentos de mi padre. En la intimidad del hogar familiar, desplegaba un silogismo que invocaba la naturaleza y la ley moral con el fin de justificar la exclusión, violencia e incluso asesinato de los homosexuales, travestis y transexuales. Comenzaba por “un hombre debe ser un hombre y una mujer una mujer, así como Dios lo ha querido”, continuaba por “lo que es natural, es la unión de un hombre y una mujer, es por esto que los homosexuales son estériles”, hasta la conclusión, implacable, “si mi hijo es homosexual prefiero matarlo”. Y ese hijo, era yo.
El niño a proteger de Frigide Barjot es el efecto de un dispositivo pedagógico temible, el lugar de proyección de todos los fantasmas, la coartada que permite al adulto naturalizar la norma. La biopolítica1 es vivípara y pedófila. La reproducción nacional depende de ello. El niño es un artefacto biopolítico garante de la normalización del adulto. La policía del género vigila la cuna de los vivientes por nacer, para transformarlos en niños heterosexuales. La norma realiza su ronda alrededor de los cuerpos tiernos. Si tú no eres heterosexual, es la muerte quien te espera. La policía del género exige cualidades diferentes del pequeño chico y la pequeña chica. Da forma a los cuerpos a fin de dibujar órganos sexuales complementarios. Prepara la reproducción, desde la escuela al Parlamento, industrializándola. El niño que Frigide Barjot desea proteger es la creatura de una máquina despótica: un copeísta empequeñecido que hace campaña para la muerte en nombre de la protección de la vida.
Recuerdo el día en el que, en mi escuela de monjas, las Hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón de Jesús, la madre Pilar nos pidió dibujar a nuestra futura familia. Tenía 7 años. Me dibujé casada con mi mejor amiga Marta, tres niños y varios perros y gatas. Había ya imaginado una utopía sexual, en la cual existía el matrimonio para todos, la adopción, la PMA... Algunos días después, la escuela envió una carta a casa, aconsejando a mis padres llevarme a ver a un psiquiatra, a fin de arreglar lo antes posible un problema de identificación sexual. Numerosas represalias siguieron a esta visita. El desprecio y rechazo de mi padre, la vergüenza y culpabilidad de mi madre. En la escuela, se extendió el rumor de que yo era lesbiana. Una mani de copeístas y frigide-barjotianos se organizaba cotidianamente delante de mi clase. “Sal tortillera, decían, se te violará para que aprendas a besar como Dios lo quiere.” Tenía un padre y una madre, pero fueron incapaces de protegerme de la depresión, la exclusión, la violencia.
Lo que protegían mi padre y mi madre, no eran mis derechos de niño, sino las normas sexuales y de género que se habían ellos mismos inculcado en el dolor, a través de un sistema educativo y social que castigaba toda forma de disidencia con la amenaza, la intimidación, el castigo, y la muerte. Tenía un padre y una madre, pero ninguno de los dos pudo proteger mi derecho a la libre autodeterminación de género y sexualidad.
Huí de este padre y esta madre que Frigide Barjot exige para mí, mi supervivencia dependía de ello. Así, aunque tuve un padre y una madre, la ideología de la diferencia sexual y la heterosexualidad normativa me los has había confiscado. Mi padre fue reducido al rol de representante represivo de la ley del género. Mi madre fue privada de todo lo que habría podido ir más allá de su función de útero, de reproductora de la norma sexual. La ideología de Frigide Barjot (que se articulaba entonces con el franquismo nacional católico) ha desollado al niño que yo era del derecho de tener un padre y una madre que habrían podido amarme, y cuidar de mí.
Nos llevó mucho tiempo, conflictos y heridas superar esta violencia. Cuando el gobierno socialista de Zapatero propuso, en 2005, la ley del matrimonio homosexual en España, mis padres, siempre católicos practicantes de derecho, se manifestaron a favor de esta ley. Votaron a favor del partido socialista por primera vez en su vida. No se manifestaron únicamente en favor de defender mis derechos, sino también de reivindicar su propio derecho a ser padre y madre de un niño no-heterosexual. Para el derecho a la paternidad de todos los niños, independientemente de su género, su sexo o su orientación sexual. Mi madre me contó que tuvo que convencer a mi padre, más reacio. Me dijo “nosotros también, nosotros tenemos el derecho de ser tus padres”.
Los manifestantes del 13 de enero no defendieron el derecho de los niños. Defienden el poder de educar a los hijos en la norma sexual y de género, como supuestos heterosexuales. Desfilan para mantener el derecho de discriminar, castigar y corregir toda forma de disidencia o desviación, pero también para recordar a los padres de hijos no-heterosexuales que su deber es tener vergüenza por ellos, rechazarlos y corregirlos. Nosotros defendemos el derecho de los niños a no ser educados exclusivamente como fuerza de trabajo y reproducción. Defendemos el derecho de los niños a no ser considerados como futuros productores de esperma y futuros úteros. Defendemos el derecho de los niños a ser subjetividades políticas irreductibles a una identidad de género, sexo o raza.



Qui défend l'enfant queer ?, publicado en Libération el 14 de enero de 2013.
* Seguidor de Jean-François Copé, político francés.
1 Concepto de Michel Foucault que designa un poder que se ejercer sobre el cuerpo y las poblacione. Autora de “Pornotopía: Arquitectura y sexualidad en Playboy durante la guerra fría”, (Anagrama, 2010).

martes, 15 de enero de 2013

DSEX3


Un icono socio-cultural del bien-estar “ EL CARRO DELLA COMPRA”, donde depositamos la satisfacción de nuestras necesidades. A través de la reutilización y reinterpretación de su estructura original, éste icono fue transmutado en vehículos que nos aproximan a las fronteras de la satisfacción, al b.d.s.m, y al fetiche, para llevar éstas técnicas consideradas tabú y practicadas en la privacidad a un espacio social más amplio. 
SINOPSIS en ingles: A socio-cultural welfare icon , “ the supermarket trolley” in whitch is placed the sadisfaction of our needs. Through its reuse and reinterpretation it is transmuted into artefact that leads us to the frontiers of satisfaction, to b.d.s.m. and fetish, normally practicad in privacy, transferring these to a larger social space.
Estylists: Maria Perkances, Angela Rockamora
 Maniquis: Klau Kinki, Julito, Munttsa, Peter Pfeiffer, David Mirásphotography & video by TEA GUARASCIOte-avproject.net



DSEX3 from tea guarascio on Vimeo.

viernes, 11 de enero de 2013

La Fiscalía pide entre tres y seis años a Bugalho en un caso lleno de sombras


El 16 de enero, Laura Bugalho comparecerá en el juzgado número 1 de Compostela acusada de falsedad documental continuada de documentos públicos, por lo que se puede enfrentar a una pena de entre tres y seis años de prisión. La denuncia parte del Grupo Operativo de Extranjería de la Policía Nacional que dice haber encontrado, entre la documentación aportada para la regularización de cuatro personas, documentos públicos falseados relativos a trámites que apoyan sus solicitudes, como padrones o analíticas médicas.
Bugalho es una reconocida activista que, además, se dedica profesionalmente a apoyar y asesorar a personas migrantes que acuden al Departamento de Migración del sindicato Confederación Intersindical Galega (CIG). Su historial militante pasa por haber sido la cara visible del movimiento trans galego, feminista, independentista, de defensa de los derechos de las personas presas y de aquellas presas políticas vinculadas a la soberanía de los pueblos, especialmente gallego y vasco. A causa de esta trayectoria, Bugalho recibe ahora el apoyo de cientos de colectivos y miles de personas que, a nivel internacional, piden que su causa sea desestimada judicialmente, ya que consideran que este proceso es una venganza por toda esta trayectoria y concretamente por haber ayudado a destapar la trama mafiosa que operaba en Galicia en connivencia con parte del empresariado y agentes de policía.

‘Operación Peregrino’

Laura Bugalho ayudó a destapar en 2009 un entramado que desembocó en la denominada Operación Peregrino, que investigó la llegada de 57 personas de origen marroquí, traídas al Estado bajo promesa de un empleo previo pago de cerca de diez mil euros, tal y como contó uno de los implicados, Rabia Dahmani, al periódico Novas da Galiza en 2010. Tras ser abandonados literalmente durante un mes en Andalucía, fueron reclamados por diferentes empresas del metal galego para trabajar por menos de la mitad del sueldo que figuraba en sus nóminas. En esta trama, además del empresariado estaba implicado un trabajador del Centro de Información para Trabajadores Extranjeros de CC OO y, según sostiene Laura Bugalho, también alguien de Extranjería de la comisaría de Compostela, ya que, según ella misma cuenta, el propio jefe del Grupo Operativo de Extranjería le dijo textualmente “esto es una vendetta” en el momento de su detención en mayo de 2009, días después de destapar la trama durante el transcurso de una manifestación de Panteras Rosa Galiza en Compostela.
Desde ese momento, Bugalho denuncia públicamente a la mafia empresarial y policial, y comienza a sufrir un acoso continuado por parte de la Policía. La propia Bugalho sostiene que ese cuerpo está detrás del asalto que sufrió su vivienda el 21 de mayo de ese mismo año, que denunció a la Guardia Civil, que tardó más de dos horas en llegar a su domicilio alegando que se habían perdido. Días después, varios policías le informan de que está siendo vigilada por haber denunciado los casos de trata, ella les informa del asalto a su domicilio y los policías no desmienten su posible vinculación con este hecho.
Sólo una semana después la policía irrumpió en su despacho de la CIG, confiscó su ordenador y la detuvo durante 48 horas en el transcurso de las cuales Bugalho, refiere haber sufrido vejaciones relacionadas con su condición de mujer trans y galego hablante. Laura confirma sus sospechas cuando el comisario jefe se dirige a ella con un “por fin te cogí, Laura”.

Irregularidades durante el proceso

Durante el proceso que comienza en el momento en que Bugalho pasa a disposición judicial, tres personas migrantes comparecen delante del juez. A pesar de ir en calidad de testigos, estas personas van esposadas y reciben instrucciones por parte de los agentes como “recordad lo que ayer acordamos, tenéis que denunciar a Laura Bugalho”, según cuentan personas que acudieron a apoyar a la acusada y que escucharon en la sala de testigos estas palabras. Del ordenador del despacho de la CIG fueron extraídos los datos de 15 personas que fueron citadas sin
orden judicial y amenazadas con quedarse sin papeles o recibir órdenes de expulsión. Tres de las ocho que asistieron afirman que no les fue permitido leer su propio testimonio y que se les obligó a firmarlo. Las últimas novedades del proceso son que ocho de las personas que acudían como testigos de la Policía sin autorización judicial han pasado a ser imputadas en el caso, lo que sus abogados denuncian como un ataque más abusando de la vulnerabilidad de su situación en el país.

Solidaridad de los movimientos sociales

La propia Bugalho asume este proceso como un ataque personal a su trayectoria como activista en defensa de los derechos humanos. Entre las muestras de apoyo hay en marcha una recogida de firmas a través de la plataforma change.org y numerosas movilizaciones que tuvieron lugar en diferentes momentos del proceso. En 2011 le fue concedido el premio Nicolás Salmerón, en la categoría de Liberdades sexuais. El 3 de enero de 2013 también fue convocada una manifestación en Bilbao y se prevén respuestas desde los diferentes movimientos sociales en Galiza, como expone Rubém Centeno, activista social: “La detención de Laura en 2009 levantó una ola de solidaridad impresionante. Laura Bugalho tiene una importancia especial para el activismo gallego: ella mejor que nadie encarna el cruce de subjetividades del que nacen las políticas queer: trans, feminista, gallega e independentista. Todo esto, junto con su incansable labor en el apoyo a las personas sin papeles desde el área de migración de la CIG ha hecho de ella una referencia no sólo en Galiza: Laura Bugalho es hoy en día una referencia fundamental del movimiento trans internacional más activo. El juicio contra Laura es un juicio contra todas nosotras”.