Publicamos el texto que presentó Francesco en la conferencia Interferencias Viscerales seguido de una reseña de vídeos de Emoporn presentada en el TEKFESTIVAL '09 - Festival de cine independiente de Roma del cual Francesco es curator. Se publicará una versión mas extendida en un proximo futuro en un catalogo que recogerá los textos de las jornadas.
Il testo in italiano sí puó trovare in Buzz Intercultura
1. EL FRENTE DEL PORNO.
Desde las opresiones de los géneros hasta la revolución de los cuerpos.
Que el ser humano vaya donde nunca haya estado,
que pruebe lo que nunca haya probado,
que piense lo que nunca haya pensado,
que sea lo que nunca ha sido.
Hay que ayudarlo en esto.
Provocar este trasporte y esta crisis.
Creemos objetos impresionantes.
Paul Nougé
Hoy el porno es así seguro que todo vuelve a un plan establecido. Como una droga de diseño planeada para consumir diversión y volver al trabajo en horario, la pornografía permite estar cómodo en el propio trozo de mundo. Ésta reafirma con microritualidades masturbatorias todos los valores de la sociedad occidental como el capitalismo tardío, la anestesia de las emociones, las identidades y sus relaciones de poder, las desigualdades, los estereotipos sexuales de poca difusión.
Un relámpago ha desgarrado el cielo gris de este aburrimiento en un período histórico que está entre final de los años noventa y la mitad de la primera década del dos mil. En este marco la teoría queer se acerca a la pornografía, adelantando la visión antagonista del feminismo histórico y abriendo los discursos a un nuevo cuerpo, en el mismo momento incluyendo y desorganizando el cuerpo histórico del movimiento LGBT.
Nacen los "Porn Studies" como campo multidisciplinario abierto, hecho de teoría queer, estudios de género, historia del cine, media studies y performance art. Unos de los objetivos principales está en el análisis crítico de la pornografía que deconstruye las fronteras identitarias a través las que las políticas de normalización heteronormativa y las políticas LGBT producen un espacio liso y gentrificante (aburguesado) útil para las acciones neoliberalistas y para las desigualdades que estas políticas producen.
Aplicar la práctica D.I.Y. (Do It Yourself, auto-producción) desplaza la reflexión en el plano político, en términos de rebelión de los cuerpos, a las imposiciones sociales a través de las prácticas de autorepresentación y de individualización cultural.
Como en una estroboscopia, este momento de luz vuelve a ser absorbido por el aplastamiento neoliberalista hacia la búsqueda de nuevos recursos, donde los cool hunters se sueltan para desentrañar y desimbolizar la ultima tendencia, las “Suicide Girls” llegan a ser las pin-ups de super-sellos como MTV y la academia hace su guerra por el acaparamiento de las minas de terciopelo del último mercado intelectual.
Por decirlo con las palabras del filosofo situacionista Raul Vaneigem: “como la economía en crisis que no fallece llega a ser economía de la crisis, la crisis de la cultura que sobrevive llega a ser cultura de la crisis”.
El objetivo de esta intervención es apropiarse de este momento de crisis vigente para darle la vuelta produciendo fracturas en la conciencia a través prácticas políticamente incorrectas.
Buscamos aquél punto disolvente en el cual los símbolos desembocan en un orgasmo de signos que vuelve a mapear los cuerpos en una trama interconectiva. Un trauma vivido en el cual eros y thanatos se compenetran en una cópula pandrógina.
De este cuadro nace el concepto de EMOPORN o pornografía de las emociones a través de una perspectiva de reflexión socio-antropológica.
El objetivo es provocar, enfrentar y desnudar la emoción como ultimo tabú allí donde su orientación o su drenaje responden a una práctica ideológica funcional, a los aparatos simbólicos que sedimentan la percepción de la realidad, soportando los mercados y las desigualdades, oprimiendo las diversidades.
El objetivo es desencadenar la panacea de los vientos emotivos, romper el espejo, instigar la risa nerviosa dada por la frustración de no poder identificarse en la pornografía mainstream, misógina y destructiva, ni tampoco en una pornografía independiente calcificada en la proliferación de los mercados.
A través de la idea de EMOPORN se investiga una interzona (zona intermedia) de revelación, fractura, blasfemia de los símbolos, de proliferación de los signos y de la interrupción de aquel embarazo que esclaviza la cadena del ser al no devenir, funcionalmente a poderes constituidos que quieren cuerpos encuadrados en sistemas de producción.
Un jardín colgante de flores del mal que en el envenenamiento haga perder el control expandiendo la conciencia y permitiendo otro punto de vista. Es el atentado y la explosión lo que se investiga/busca, una expropiación proletaria o una sublime violencia al cuerpo desnudo del rey.
2. EMO INCIPIT.
Dos son las tensiones que me han llevado a definir el concepto de EMOPORN y han nacido de varios estímulos. En primer término se encuentra la frustración dada por el fin de un momento histórico del altporn o porno subcultural y de su transformación en indieporn como porno contracultural. En segundo lugar, mi fracaso continuo en la búsqueda del amor que, performado on-line, se ha convertido y actualizado en una forma mecánica y destructiva.
Explicándome por orden empiezo por una definición de la pornografía que tomo en préstamo del concepto de pornografía de Barbara DeGenevieve.
2.1. LA PRÁCTICA DE LO SUBLIME.
Barbara DeGenevieve es una artista interdisciplinar, historiadora del arte contemporáneo y feminista. Trabaja en el campo de la fotografía, del vídeo y de la performance sobre temáticas enlazadas con identidad de género, censura, transexualidad y sobre la relación entre ética y pornografía.
He tenido la suerte de conocerla en la conferencia “The art and politics of netporn” en 2005 en Amsterdam y asistir a la presentación de su trabajo “Los cuerpos hirvientes de la pornografía queer” que situaba teóricamente su reseña de vídeos de SSSspread.
Adentrándonos en lo más especifico, en referencia a lo que comentaba la misma DeGenevieve, uno de los datos más interesantes estaba en el hecho de que ella misma había asumido posicionamientos fuertemente anti-pornográficos en su historia feminista hasta 1988, año en el que empezó a reflexionar sobre la pornografía desde perspectivas diferentes hasta a llegar a producirla.
A mi parecer en la presentación “Los cuerpos hirvientes de la pornografía queer” hay una de las definiciones de pornografía que está en la base de muchos debates. Es decir:
“(…) La pornografía está hecha para excitar a las personas. Bajo esta óptica los cuerpos no sólo tienen que ser altamente sexualizados sino también fetichizados, erotizados y acomodados en ámbitos, hechos acomodar en nichos de deseos sexuales específicos.
Lo políticamente correcto ha llegado ser una prisión intelectual en la cual el desarrollo del diálogo es extremadamente limitado en cuanto a las prácticas discursivas, son más monólogos o diatribas.
Es necesario abrazar el placer de objetivizar y de ser obetivizados, de fetichizar y ser fetichizados, de interpretar el papel de víctimas activas como de perseguidores. Es necesario abrirse a un campo de minas difícil de cruzar pero que es un terreno intelectualmente estimulante y honesto, en el cual hay que comprendernos como seres sexualmente complejos”.
DeGenevieve, con esta definición toca el punto vital del discurso reflejando una serie de puntos esenciales:
- Sobre el hecho de que la pornografía produce una comunicación directa de los cuerpos, que sirve para excitarlos y que está orientada a su masturbación.
- Sobre el hecho de que lo políticamente correcto produce una barrera dogmática apoyada en sistemas morales. Esta barrera aleja un conocimiento honesto aunque sea difícil y doloroso, conocimiento que puede ser sólo si nos dejamos llevar por la “sublime” experiencia del “placer de la pena”.
- Abrazar el deseo de objetivación, de inscribirse en la narración pornográfica, llega a ser el método de “comprendernos” como seres sexualmente complejos. Entonces la pornografía llega a ser un lenguaje que atraviesa la frontera eléctrica entre miedo y placer, pero es también aquel territorio que produce un hiato entre heterorepresentación y autorepresentación.
Y es el cortocircuito entre cuerpos y emociones, la falta de respiro, la adrenalina del descubrirse como seres sexualmente complejos lo que empuja a DeGenevieve, además de inscribirse, a “escribir la pornografía”. Aquí se deduce de pleno la perspectiva de antropología de las emociones, en la medida de la cuál escribir las pornografías coincide con el texto histórico de Clifford y Marcus “Escribir las culturas”, donde el objetivo del análisis antropológico ya no es el otro sino “consigo mismos como otros”, es decir, la puesta en crisis del poder autorial de las representaciones. Específicamente, como la relación entre el sí mismo y el otro es construida en los juegos lingüísticos de la escritura etnográfica.
En el 2001 nace SSSpread.com una pagina web gratuita donde DeGenevieve empieza a publicar vídeos de pornografía que transitan por la relación lesbiana butch/femme para reencontrarse inmediatamente en el vientre de la bestia queer, representando cuerpos que se escapan de cada definición identitaria fija. Su trabajo es pionero, ya sea en el extremismo de sus producciones, donde ella interactúa con la escena queer punk, ya sea por el hecho de que en 2001 la banda es lo que es y la tecnología vídeo no está todavía desarrollada, así que esta operación tiene unos costes enormes que no le permiten continuar el trabajo ya que no hay ningún tipo de contraprestación económica y el consumo de los contenidos es totalmente gratuito.
De todas formas en años de producción lo que emerge desde este tipo de trabajo es que la frontera entre pornografías heterosexuales y gays y la pornografía queer es tan sutil como auto-evidente. Ella afirma que el único dato que marca una diferencia real está representado por los cuerpos ya que en la pornografía queer los cuerpos son:
INSUBORDINADOS – DESOBEDIENTES – SALVAJES – ANÁRQUICOS
¿Por qué? Porque ningún personaje es un profesional. Porque cada momento pornográfico es performado en el momento, sin un plot (trama) preestablecido, estando entonces lejos, a años luz, de las reglas del marketing de la pornografía mainstream.
El nudo principal está concretamente en la producción de excitación. Es decir, cómo los cuerpos se hablan a través del vídeo. Los y las modelos de DeGenevieve no visten la percepción mainstream de “excitar” sino la de “perturbar” y en este sentido ponen en crisis a la audiencia en sus inscripciones objetivizantes. En esta relación entre vidente, visión y visto se produce la crisis como momento de conocimiento.
Barbara DeGenevieve puede ser definida como aquella que por primera vez ha producido una práctica y una teoría del indieporn aplicado a la red adjuntando a esto una perspectiva socioantropológica de la emoción.
Este esfuerzo se ha coagulado con el concepto de “PORNO SUBLIME”.
Su análisis empieza desde el hecho de que la conceptualización del sujeto contemporáneo desarrollada entre el siglo diecisiete y el siglo dieciocho lleva todavía la carga de la filosofía ilustrada. Esto está expresado por la dialéctica entre naturaleza y cultura, entre universalismo y determinismo. El sujeto se percibe como fragmentado pero sigue buscando la totalidad utópica. El desafío reside en comprender cómo existir en el interior de tal tensión con la imposibilidad de resolverla.
La pornografía “extremiza” esta tensión en tanto que produce una pérdida de control libidinoso. En una experiencia pornográfica se pierde el control del cuerpo. Los cuerpos se vuelven espasmódicos. Los órganos sexuales se erigen, se producen flujos corporales, se emana una comunicación química descontrolada. En este sentido, esto provoca una reacción o efecto sublime haciendo referencia a la categoría de Lyotard de “Placer del Pesar”, más allá de la esfera racional y más allá de la habilidad del lenguaje de describir minuciosamente, entonces de controlar y dominar las realidades. En una cultura occidentalizante que tiene una desesperante necesidad de promover un orden continuo de la vida a través de la categorizaciones identitarias, la pornografía llega a ser una amenaza. Si no manifestara o concretizara fantasías inconscientes no lo sería. Si el inconsciente fuera un espacio correcto no nos atendríamos a la necesidad. Esta pérdida del control, este hiato entre ser y devenir, el miedo evocado por la pérdida del control y el hecho real de su pérdida, es lo que Barbara DeGenevieve define como Sublime Pornográfico.
Lo sublime pornográfico pone en crisis la descripción de la realidad en las relaciones de poder que se entremezclan en la sectorialización identitaria a través de una lectura socioantropológica de la emoción justo allí donde la misma llega a ser una reflexión sobre cómo la identidad es definida en su relación con el mundo.
Por esto la pornografía es performada como experiencia privada y visceral, completamente desconectada de los estatus, roles que codifican al sujeto en el espacio público como actor social.
Y es justo por esto que la naturaleza subversiva de la visión degenevieviana subraya el acto provocativo, la ruptura, la politización de la pornografía en la medida en que se hace público el espasmo, la pérdida del control social, la emoción de lo destituido, que son disfuncionales para los poderes constituidos. Degenevieve se interesa por la aplicación social de la desgracia, como el 11 S de las emociones, y es también por esto que muestra su desinterés total por las políticas reformistas del erotismo y de la sensualidad fácilmente acumulables y subsumibles en las categorías y en los mercados del arte contemporáneo. Cuando se usan términos como “erótico” y “sensual”, el deseo sexual viene arrestado y encarcelado en formas institucionalmente sensacionalistas.
En esta idea, la sexualidad es una esfera de lo humano desintegrada respecto a su vivir cotidiano y es urgente una investigación de carácter filosófico que subraye la precariedad y el orden ficticio de las fronteras que dividen la pornografía y el arte. El arte del no arte, lo bello de lo grotesco, la contemplación de la acción, el ser del otro. En esto la pornografía llega a ser la tentación cultural que nos mueve hacia el vértigo de la disolución psicológica.
Por esto DeGenevieve concluye su reflexión afirmando:
“Aquí estoy, intentando asir lo incomprensible, intentando entender qué es lo que me estimula, intentando descifrar las divisiones entre “bien” y “mal” (que sea arte, escritura, cine, enseñanza, performance, pornografía o cualquier otra acción). El punto al que he llegado con mi reflexión me empuja a decir que no hay repuestas y que no pasa nada, porque finalmente lo que cuenta es el desafío que pone en crisis el presente. Esto es lo sublime, estar en un constante estado de explosión, ser provocada y discutida en mi imagen de mí misma y recibir cada vez contestaciones diferentes. 20 años atrás sabía lo que pensaba y quien estaba en desacuerdo conmigo en mi óptica no seguía la “justa” teoría. Hoy pongo en crisis todo y prefiero ponerme en situaciones donde la posibilidad de fracaso y la censura replantean el sentido de la existencia”.
El sentido de la provocación, del vértigo y de la crisis es a mi parecer el leit motiv subversivo que hace de la experiencia sublime de la pornografía un acto de transformación radical de la existencia. Este tipo de trabajo es elegido por Katrien Jacobs, profesora de Media studies y performance en la Universidad de Hong Kong y fundadora del la plataforma de estudios del NetPorn.
Desde este estímulo nacen una infinidad de colectivos y sujetos que producen una pornografía libertaria sobre todo on-line. Tales paginas web juegan sobre el tema del cuerpo auténtico como eje central de la ética y de la estética del indieporn. Entonces tenemos un cuerpo no profesional, un cuerpo emotivo, un cuerpo no quirúrgicamente modificado respecto a los cánones impuestos de las multinacionales de la pornografía. Un cuerpo auténtico que excita a la audiencia contando otras historias; historias divididas, escondidas y oprimidas porque son disfuncionales a las desigualdades de género que mantienen el orden mundial.
3. LA CRISIS DEL LA AUTENTICIDAD.
Como todos y todas sabemos el concepto de lo auténtico no existe como valor ontológico. La autenticidad es un producto. La autenticidad es tal en la medida en la que se construye. El concepto de autenticidad entra en crisis cuando Benjamin derrumba el poder del aura de su representación, a través de su análisis de los mecanismos de reproducibilidad técnica. El poder de la autenticidad ha sido aniquilado por la muerte del autor en el pensamiento postmoderno de Foucault. La autenticidad es el fruto puro que enloquece cuando la nueva antropología crítica de James Clifford desvela el poder de la representación. Lo auténtico es denunciado en sus mecanismos exóticos en las críticas orientalistas de Said. Lo auténtico entra en crisis cuando Judith Butler derrumba el tótem heterocéntrista de sexo, sexualidad y género.
El discurso está bien subrayado en la segunda conferencia en Amsterdam “Click Me Net Porn”.
Si las argumentaciones precedentes se enfocaban en el indieporn entendido como espacio político de autorepresentaciones feminista y queer que rechazaba las especulaciones mainstream y las expresiones del poder heteronormativo en las desigualdades de género, la segunda conferencia ha marcado las fronteras tocando los puntos centrales. Concretamente, hablando sobre cómo los lenguajes del indieporn han cristalizado en nuevas categorías de mercado y cuáles son las estrategias posibles para producir nuevas pornografías de la liberación. Dos han sido los discursos, conscientes e inconscientes, que han puesto los puntos en este proceso.
El primero es el elaborado por Florian Cramer, profesor de Media Design en la Willem de Kooning Academy. Profesor y fundador junto a Istvan Kantor, Matthew Fuller y Stewart Home, del neoísmo (una corriente de pensamiento y de terrorismo mediático post-situacionista).
Su presentación se tituló “Indieporn: pérdida de la obscenidad y de la imaginación”. Su enfoque está justo en la crética radical a la producción de la autenticidad y en cómo los lenguajes indieporn en realidad son sólo los frutos puros de una continua dialéctica entre el dogmatismo de lo políticamente correcto y la calcificación de mercado.
Esta dialéctica ha transformado el cuerpo-otro y la experiencia de lo sublime otra vez en el espacio liso donde la venta de entretenimiento porno on-line vacía cada estímulo al cambio y a la liberación. En un cierto modo Audacia Ray, fundadora del Spread Magazine (revista para trabajadoras/trabajadores sexuales) y directora porno, es la representante más fuerte de este mercado que se esconde tras la lectura del trabajo sexual desde una perspectiva feminista, poniendo la atención en el deber del trabajo más que sobre el placer del sexo, produciendo un vacío neumático emocional, institucionalización y su dialéctica de exclusión social.
En el centro de la escena está el espíritu del capitalismo. Es decir, una ética protestante en la cual el trabajo llega a ser una misión emancipadora de la condición de mujer. “Independencia a través de la pornografía” es su lema, donde la lucha pasa a través la pornografía on-line en la medida en la que su producción llega a ser valorada en el plano del provecho.
Por esto hay que “vestir” a las modelos de una economía de la información haciéndolas populares on-line, entonces, pornstars on-line. Por esto la comercialización de paginas web como “suicide girl” llegan a ser un acto de afirmación en la políticas de género en la medida en la que son vendibles. El marco teórico en el que se mueve Audacia Ray no produce ninguna experiencia sublime sino que codifica de la misma manera las formas de poder que han sometido la experiencia de la otredad a una especulación de mercado volviendo a recorrerlas de nuevo en total.
Esta es la experiencia de la tardopornografía on-line.
El concepto de autenticidad llega a ser una categoría de mercado de la pornografía en red, que vuelve a construir ámbitos fetichistas de micro-identificaciones funcionales en nuevas estrategias de marketing viral, que empujan la producción de entretenimiento porno a la macrointerfaz de la web 0.2.
La utopía de “content generated user” entendida como sistema en la ingeniería de red que presupone la eliminación total del autor a favor del usuario, deviene en un pillaje, un robo para reorganizar la venta de contenidos porno.
XTUBE es un claro ejemplo. La estructura es la de un macrorecipiente que utiliza la clásica arquitectura de network social, con perfiles, amistades y descarga de contenidos, pero donde cada palabra clave de búsqueda, en la mayoría de los casos, conduce a la venta de las producciones de vídeos on-line del mismo network. Cualquier microespacio genera un contenido para vender, sostenido a la vez por el crecimiento exponencial del network. Ya no se necesita más desarrollar sistemas publicitarios porque es el mismo usuario el que se hace vendedor de puerta en puerta en la medida que produce relaciones en la plataforma, y la mecánica inconsciente se basa propiamente en la reconstrucción de la autenticidad pornográfica a través del self-publishing.
XTUBE parece decirnos:
No tiréis más vuestro dinero en pornografía de revista donde la pornostar y el macho de turno producen en vosotros expectativas que nunca serán conseguidas, venid y reflejaros en el usuario común, allí donde vuestras fantasías de mujeres gordas y jóvenes microdotados encontrarán ciudadanía, porque es la autenticidad del perfil de un usuario cualquiera el que va a garantizar un porno democrático y cercano a vuestras vidas cotidianas.
Pero de democrático no hay nada sino la falsa utopía de acceder libremente a contenidos que implosionan en muestras de 15 segundos, es decir, trailers de películas de pago donde los estereotipos se vuelve a proponer ad libitum, cristalizándose en un sistema de tags que de una manera u otra nos hace llegar a al callejón sin salida de no ser miembros.
El evento del mercado digital del entretenimiento porno, las arquitecturas de red de la web 0.2, declaran la muerte del indieporn como práctica de discusión de la realidad. Con esto ha muerto la idea de utilizar la tecnología para la composición de nuevos modelos de desarrollo más libres y de oportunidades similares. Para comprender cómo actuar en una perspectiva de cambio es necesario librarse del peso histórico de este cadáver y desarrollar estrategias deseantes de boicot.
4. EMOPORN.
El concepto de EMOPORN me vino a la mente en el 2007, en el Berlin Film Festival, durante la presentación de mi trabajo titulado “21st century schizoid bear” que investiga la relación entre género y masculinidad en la pornografía on-line.
Concretamente, la compulsión de mi búsqueda de sexo on-line se me actualizó en un encuentro muy particular. Este encuentro se ha basado en 6 años de chat a través de diferentes plataformas, desde los ambientes IRC hasta webs dinámicas, pasando por la videoconferencia que hizo real una producción infinita de fantasías, pulsiones sexuales, tranferencias y energías eróticas.
Toda la energía acumulada en 6 años estaba a punto de explotar y al primer orgasmo sucedió lo irreparable.
Esto quiere decir que el primer polvo fue un momento de liberación increíble que hizo salir todos los fantasmas que durante 6 años habían habitado nuestras mentes haciéndonos sentir emocionalmente desnudos el uno frente al otro. Fue una experiencia devastadora que ninguno de los dos fue capaz de gestionar porque en realidad ninguno de los dos tuvo en cuenta la potencia del otro.
En este Chernobyl se ha consumado una matanza donde el concepto mismo del amor se convirtió en algo ridículo y a éste subyació el concepto de muerte porque los dos entendíamos que nuestra historia ya se había consumido on-line y que este encuentro se quedaba sólo en un apéndice que concluía el recorrido. Por esto nos hemos encontrado inconscientemente con el uso de la pornografía para inmortalizar la muerte del amor, producir este oxímoron visual, gozar de la tristeza y hacer de la imposibilidad un texto en el cuál producir excitación y disonancia.
Produjimos entonces un vídeo de uno de nuestros últimos polvos donde el eros y el thanatos se hicieron consistentes, se entremezclaron y se compenetraron. Una pornografía de las emociones como texto crítico de las relaciones y de cómo se construyen las expectativas en la red por su fracaso continuo en la praxis física. De cómo la red produce dos velocidades diferentes que ya no son sólo el fruto de una dialéctica virtualizante y actualizante en la óptica cybersociológica positivista de Pierre Levy, sino de cómo su doble velocidad y la no solución de tal conjunto que no converge en el espacio/tiempo de una frontera que sube la calidad de vida, ni multiplica las fronteras de modo desmesurado, produciendo un circuito de inhibición y frustración que se complementa y se instala en el sistema operativo de las relaciones sociosexuales on-line y que es devastadora.
La única riqueza producida de este proceso continua siendo la mediación que los medios y los megasellos producen con sus plataformas digitales (plataformas de chats, redes sociales, etc) funcionales a la venta de mercancía-información.
La compulsión de las emociones a través la búsqueda angustiosa de sexo on-line llega a ser una herramienta de marketing viral que se autoalimenta dando la posibilidad a las plataformas de red de amplificar su consumo. La producción de porno on-line se vuelve contemporáneamente causa y efecto, enfermedad y remedio, autenticidad y reproducción.
Para instalarse en este mecanismo eviscerando los asuntos de poder, la práctica del EMOPORN puede ser una lupa a través de la experiencia del sublime pornográfico.
He decidido ponerme en crisis promoviendo este pequeño vídeo dentro las redes sociales con un pequeño texto introductorio que invitaba a la gente a comentar las emociones suscitadas.
EL título del vídeo es “Shoot me like you love me” (jugando con el doble significado en ingles del verbo disparar y correrse) y que dice más o menos esto:
Este Porno Cameo es debido a una pequeña y enorme emoción filmada durante el Berlin Porn Film Festival entre Warbear y unos de los pocos osos que los han hecho caer en un K.Hole de amor. Un porno emocional que arranca los velos de la intimidad, con un montaje minimalista, una fotografía cruda y la videocámara utilizada como extensión del músculo cardíaco con el punto de vista de quien ama y mata.
"Shoot me Like You Love me" abre un diario mudo de una posibilidad imposible, un juego de exploración y exposición, el desnudarse emocional, la crisis de la propiedad privada de los cuerpos. Participa de la tempestuosa celebración de dulzura masculina del ser, mística del deseo, esperma eléctrico, supremo acto de vida terminal.
El vídeo no tiene ningún valor comercial no sólo porque es un polvo grabado de mala manera, sino también porque hay una discordancia continua, un subtexto que molesta profundamente. Me veo gozar con la muerte en los ojos, con el sentido del fin escrito en mi orgasmo, con el fracaso en el aire que respiramos en cada gota de sudor.
El valor adjunto de este momento entonces no es tanto el amor como prefijo significante de la palabra “amatorial” y el deleitar para la palabra diletante, sino la frustración, el fin de la posibilidad real de producir nuevos modelos de relación, la esclavitud a los estatus y roles sociales que las personas recubren en los sistemas de producción que definen lo cotidiano y que no pueden replantear sino que más bien recomponen y certifican una práctica masturbatoria ritualizante.
El interés de este vídeo llega a ser entonces un metalenguaje del desorden, es decir, la pragmatización de una perspectiva socioantropológica de las emociones aplicadas a los lenguajes de la pornografía directamente por y en mi cuerpo. Un espacio significante que exprime la amargura del amor. Tal amargura es debida no sólo al hecho de que el amor es sobre todo una narrativa ideológica utilizada para cristalizar y justificar la violencia y el poder que atraviesa las instituciones como la familia, sino también a la condenación dada a la incapacidad de escaparse de esta tragicomedia, volviendo a encontrarnos constantemente en un estado ridículo de drama y pantomima.
Este fue el significado central de tal experiencia pornográfica que desde los cielos tempestuosos del amor deviene emocionalmente árida, mediocre y triste. Tal shock del conocimiento me ha empujado a replantear la teoría de George Devreux.
Etnopsiquiatra francés de la mitad del siglo veinte, George Devereux escribió un texto para un seminario titulado “Desde la angustia al método en las ciencias del comportamiento”. En él, el teórico desarrolló una reflexión de carácter epistemológico extrema y fronteriza. Tal reflexión pone en crisis la construcción de los roles que definen un campo de estudios, es decir, la separación limpia del objeto respecto al sujeto a través del método de la sexualidad intercorriente, poniendo la atención sobre la unión emotiva de los dos, y también en el método como herramienta de ligue entendido en la perspectiva filosófica simmelliana; como el placer/juego/dolor de la interlocución erótica finalizada no en la conquista sino en la percepción del otro.
La angustia –entendida como emoción– es entonces un método en las ciencias del comportamiento. Ésta es entendida como metatexto que clarifica, no como una lectura dialéctica sino a través de una contextualización dialógica, las relaciones que hay entre sujeto y objeto y las relaciones de poder que se establecen entre los dos en la mecánica de representación y en la situación histórica.
¿Quién representa a quién y de qué manera? ¿Cuáles son los mecanismos que se mueven entorno y a través los sujetos/objetos haciéndolos tales? Estas son las preguntas claves que toda la antropología crítica ha desarrollado en los años 80 desde James Clifford en adelante.
La perspectiva del DIY autorepresentante incorpora la subjetivación del análisis en una renovada actividad etnográfica que utiliza la interferencia de la excitación y el transporte emocional como herramienta de conocimiento.
Tal recorrido me ha llevado a reflexionar sobre el hecho de que la emoción es constantemente drenada en la narración pornográfica porque es disfuncional a la venta de entretenimiento porno. Es algo que importuna el desarrollo de la excitación y de la mecánica de identificación masturbatoria que reconfirma el orden de lo real en cada orgasmo. Entonces, si no podemos excitar o masturbar, y sobre todo tranquilizarnos sobre la determinación de lo real, no se consume, el porno llega ser invendible pero en el fondo pone en crisis los significados que constituyen los órdenes sociales.
Por este motivo la performance emocional en la narración pornográfica puede ser un ariete que abata la dialéctica zombificante entre porno corporativo e indieporn.
Emoporn no quiere ser un pensamiento postmoderno ni tiene la pretensión de resolver la problemática de tales institucionalizaciones. Emoporn quiere ser un pensamiento provocador y provocante, un pensamiento del conflicto y de la seducción, un pensamiento del puño y del beso, un pensamiento realmente imposible, revelador de mecanismos semánticos que se provocan en la producción de la realidad.
Esto es una invitación a gozar con vuestros mismos miedos, como el deseo de un asesino por volver al lugar de su delito.
Desde las opresiones de los géneros hasta la revolución de los cuerpos.
Que el ser humano vaya donde nunca haya estado,
que pruebe lo que nunca haya probado,
que piense lo que nunca haya pensado,
que sea lo que nunca ha sido.
Hay que ayudarlo en esto.
Provocar este trasporte y esta crisis.
Creemos objetos impresionantes.
Paul Nougé
Hoy el porno es así seguro que todo vuelve a un plan establecido. Como una droga de diseño planeada para consumir diversión y volver al trabajo en horario, la pornografía permite estar cómodo en el propio trozo de mundo. Ésta reafirma con microritualidades masturbatorias todos los valores de la sociedad occidental como el capitalismo tardío, la anestesia de las emociones, las identidades y sus relaciones de poder, las desigualdades, los estereotipos sexuales de poca difusión.
Un relámpago ha desgarrado el cielo gris de este aburrimiento en un período histórico que está entre final de los años noventa y la mitad de la primera década del dos mil. En este marco la teoría queer se acerca a la pornografía, adelantando la visión antagonista del feminismo histórico y abriendo los discursos a un nuevo cuerpo, en el mismo momento incluyendo y desorganizando el cuerpo histórico del movimiento LGBT.
Nacen los "Porn Studies" como campo multidisciplinario abierto, hecho de teoría queer, estudios de género, historia del cine, media studies y performance art. Unos de los objetivos principales está en el análisis crítico de la pornografía que deconstruye las fronteras identitarias a través las que las políticas de normalización heteronormativa y las políticas LGBT producen un espacio liso y gentrificante (aburguesado) útil para las acciones neoliberalistas y para las desigualdades que estas políticas producen.
Aplicar la práctica D.I.Y. (Do It Yourself, auto-producción) desplaza la reflexión en el plano político, en términos de rebelión de los cuerpos, a las imposiciones sociales a través de las prácticas de autorepresentación y de individualización cultural.
Como en una estroboscopia, este momento de luz vuelve a ser absorbido por el aplastamiento neoliberalista hacia la búsqueda de nuevos recursos, donde los cool hunters se sueltan para desentrañar y desimbolizar la ultima tendencia, las “Suicide Girls” llegan a ser las pin-ups de super-sellos como MTV y la academia hace su guerra por el acaparamiento de las minas de terciopelo del último mercado intelectual.
Por decirlo con las palabras del filosofo situacionista Raul Vaneigem: “como la economía en crisis que no fallece llega a ser economía de la crisis, la crisis de la cultura que sobrevive llega a ser cultura de la crisis”.
El objetivo de esta intervención es apropiarse de este momento de crisis vigente para darle la vuelta produciendo fracturas en la conciencia a través prácticas políticamente incorrectas.
Buscamos aquél punto disolvente en el cual los símbolos desembocan en un orgasmo de signos que vuelve a mapear los cuerpos en una trama interconectiva. Un trauma vivido en el cual eros y thanatos se compenetran en una cópula pandrógina.
De este cuadro nace el concepto de EMOPORN o pornografía de las emociones a través de una perspectiva de reflexión socio-antropológica.
El objetivo es provocar, enfrentar y desnudar la emoción como ultimo tabú allí donde su orientación o su drenaje responden a una práctica ideológica funcional, a los aparatos simbólicos que sedimentan la percepción de la realidad, soportando los mercados y las desigualdades, oprimiendo las diversidades.
El objetivo es desencadenar la panacea de los vientos emotivos, romper el espejo, instigar la risa nerviosa dada por la frustración de no poder identificarse en la pornografía mainstream, misógina y destructiva, ni tampoco en una pornografía independiente calcificada en la proliferación de los mercados.
A través de la idea de EMOPORN se investiga una interzona (zona intermedia) de revelación, fractura, blasfemia de los símbolos, de proliferación de los signos y de la interrupción de aquel embarazo que esclaviza la cadena del ser al no devenir, funcionalmente a poderes constituidos que quieren cuerpos encuadrados en sistemas de producción.
Un jardín colgante de flores del mal que en el envenenamiento haga perder el control expandiendo la conciencia y permitiendo otro punto de vista. Es el atentado y la explosión lo que se investiga/busca, una expropiación proletaria o una sublime violencia al cuerpo desnudo del rey.
2. EMO INCIPIT.
Dos son las tensiones que me han llevado a definir el concepto de EMOPORN y han nacido de varios estímulos. En primer término se encuentra la frustración dada por el fin de un momento histórico del altporn o porno subcultural y de su transformación en indieporn como porno contracultural. En segundo lugar, mi fracaso continuo en la búsqueda del amor que, performado on-line, se ha convertido y actualizado en una forma mecánica y destructiva.
Explicándome por orden empiezo por una definición de la pornografía que tomo en préstamo del concepto de pornografía de Barbara DeGenevieve.
2.1. LA PRÁCTICA DE LO SUBLIME.
Barbara DeGenevieve es una artista interdisciplinar, historiadora del arte contemporáneo y feminista. Trabaja en el campo de la fotografía, del vídeo y de la performance sobre temáticas enlazadas con identidad de género, censura, transexualidad y sobre la relación entre ética y pornografía.
He tenido la suerte de conocerla en la conferencia “The art and politics of netporn” en 2005 en Amsterdam y asistir a la presentación de su trabajo “Los cuerpos hirvientes de la pornografía queer” que situaba teóricamente su reseña de vídeos de SSSspread.
Adentrándonos en lo más especifico, en referencia a lo que comentaba la misma DeGenevieve, uno de los datos más interesantes estaba en el hecho de que ella misma había asumido posicionamientos fuertemente anti-pornográficos en su historia feminista hasta 1988, año en el que empezó a reflexionar sobre la pornografía desde perspectivas diferentes hasta a llegar a producirla.
A mi parecer en la presentación “Los cuerpos hirvientes de la pornografía queer” hay una de las definiciones de pornografía que está en la base de muchos debates. Es decir:
“(…) La pornografía está hecha para excitar a las personas. Bajo esta óptica los cuerpos no sólo tienen que ser altamente sexualizados sino también fetichizados, erotizados y acomodados en ámbitos, hechos acomodar en nichos de deseos sexuales específicos.
Lo políticamente correcto ha llegado ser una prisión intelectual en la cual el desarrollo del diálogo es extremadamente limitado en cuanto a las prácticas discursivas, son más monólogos o diatribas.
Es necesario abrazar el placer de objetivizar y de ser obetivizados, de fetichizar y ser fetichizados, de interpretar el papel de víctimas activas como de perseguidores. Es necesario abrirse a un campo de minas difícil de cruzar pero que es un terreno intelectualmente estimulante y honesto, en el cual hay que comprendernos como seres sexualmente complejos”.
DeGenevieve, con esta definición toca el punto vital del discurso reflejando una serie de puntos esenciales:
- Sobre el hecho de que la pornografía produce una comunicación directa de los cuerpos, que sirve para excitarlos y que está orientada a su masturbación.
- Sobre el hecho de que lo políticamente correcto produce una barrera dogmática apoyada en sistemas morales. Esta barrera aleja un conocimiento honesto aunque sea difícil y doloroso, conocimiento que puede ser sólo si nos dejamos llevar por la “sublime” experiencia del “placer de la pena”.
- Abrazar el deseo de objetivación, de inscribirse en la narración pornográfica, llega a ser el método de “comprendernos” como seres sexualmente complejos. Entonces la pornografía llega a ser un lenguaje que atraviesa la frontera eléctrica entre miedo y placer, pero es también aquel territorio que produce un hiato entre heterorepresentación y autorepresentación.
Y es el cortocircuito entre cuerpos y emociones, la falta de respiro, la adrenalina del descubrirse como seres sexualmente complejos lo que empuja a DeGenevieve, además de inscribirse, a “escribir la pornografía”. Aquí se deduce de pleno la perspectiva de antropología de las emociones, en la medida de la cuál escribir las pornografías coincide con el texto histórico de Clifford y Marcus “Escribir las culturas”, donde el objetivo del análisis antropológico ya no es el otro sino “consigo mismos como otros”, es decir, la puesta en crisis del poder autorial de las representaciones. Específicamente, como la relación entre el sí mismo y el otro es construida en los juegos lingüísticos de la escritura etnográfica.
En el 2001 nace SSSpread.com una pagina web gratuita donde DeGenevieve empieza a publicar vídeos de pornografía que transitan por la relación lesbiana butch/femme para reencontrarse inmediatamente en el vientre de la bestia queer, representando cuerpos que se escapan de cada definición identitaria fija. Su trabajo es pionero, ya sea en el extremismo de sus producciones, donde ella interactúa con la escena queer punk, ya sea por el hecho de que en 2001 la banda es lo que es y la tecnología vídeo no está todavía desarrollada, así que esta operación tiene unos costes enormes que no le permiten continuar el trabajo ya que no hay ningún tipo de contraprestación económica y el consumo de los contenidos es totalmente gratuito.
De todas formas en años de producción lo que emerge desde este tipo de trabajo es que la frontera entre pornografías heterosexuales y gays y la pornografía queer es tan sutil como auto-evidente. Ella afirma que el único dato que marca una diferencia real está representado por los cuerpos ya que en la pornografía queer los cuerpos son:
INSUBORDINADOS – DESOBEDIENTES – SALVAJES – ANÁRQUICOS
¿Por qué? Porque ningún personaje es un profesional. Porque cada momento pornográfico es performado en el momento, sin un plot (trama) preestablecido, estando entonces lejos, a años luz, de las reglas del marketing de la pornografía mainstream.
El nudo principal está concretamente en la producción de excitación. Es decir, cómo los cuerpos se hablan a través del vídeo. Los y las modelos de DeGenevieve no visten la percepción mainstream de “excitar” sino la de “perturbar” y en este sentido ponen en crisis a la audiencia en sus inscripciones objetivizantes. En esta relación entre vidente, visión y visto se produce la crisis como momento de conocimiento.
Barbara DeGenevieve puede ser definida como aquella que por primera vez ha producido una práctica y una teoría del indieporn aplicado a la red adjuntando a esto una perspectiva socioantropológica de la emoción.
Este esfuerzo se ha coagulado con el concepto de “PORNO SUBLIME”.
Su análisis empieza desde el hecho de que la conceptualización del sujeto contemporáneo desarrollada entre el siglo diecisiete y el siglo dieciocho lleva todavía la carga de la filosofía ilustrada. Esto está expresado por la dialéctica entre naturaleza y cultura, entre universalismo y determinismo. El sujeto se percibe como fragmentado pero sigue buscando la totalidad utópica. El desafío reside en comprender cómo existir en el interior de tal tensión con la imposibilidad de resolverla.
La pornografía “extremiza” esta tensión en tanto que produce una pérdida de control libidinoso. En una experiencia pornográfica se pierde el control del cuerpo. Los cuerpos se vuelven espasmódicos. Los órganos sexuales se erigen, se producen flujos corporales, se emana una comunicación química descontrolada. En este sentido, esto provoca una reacción o efecto sublime haciendo referencia a la categoría de Lyotard de “Placer del Pesar”, más allá de la esfera racional y más allá de la habilidad del lenguaje de describir minuciosamente, entonces de controlar y dominar las realidades. En una cultura occidentalizante que tiene una desesperante necesidad de promover un orden continuo de la vida a través de la categorizaciones identitarias, la pornografía llega a ser una amenaza. Si no manifestara o concretizara fantasías inconscientes no lo sería. Si el inconsciente fuera un espacio correcto no nos atendríamos a la necesidad. Esta pérdida del control, este hiato entre ser y devenir, el miedo evocado por la pérdida del control y el hecho real de su pérdida, es lo que Barbara DeGenevieve define como Sublime Pornográfico.
Lo sublime pornográfico pone en crisis la descripción de la realidad en las relaciones de poder que se entremezclan en la sectorialización identitaria a través de una lectura socioantropológica de la emoción justo allí donde la misma llega a ser una reflexión sobre cómo la identidad es definida en su relación con el mundo.
Por esto la pornografía es performada como experiencia privada y visceral, completamente desconectada de los estatus, roles que codifican al sujeto en el espacio público como actor social.
Y es justo por esto que la naturaleza subversiva de la visión degenevieviana subraya el acto provocativo, la ruptura, la politización de la pornografía en la medida en que se hace público el espasmo, la pérdida del control social, la emoción de lo destituido, que son disfuncionales para los poderes constituidos. Degenevieve se interesa por la aplicación social de la desgracia, como el 11 S de las emociones, y es también por esto que muestra su desinterés total por las políticas reformistas del erotismo y de la sensualidad fácilmente acumulables y subsumibles en las categorías y en los mercados del arte contemporáneo. Cuando se usan términos como “erótico” y “sensual”, el deseo sexual viene arrestado y encarcelado en formas institucionalmente sensacionalistas.
En esta idea, la sexualidad es una esfera de lo humano desintegrada respecto a su vivir cotidiano y es urgente una investigación de carácter filosófico que subraye la precariedad y el orden ficticio de las fronteras que dividen la pornografía y el arte. El arte del no arte, lo bello de lo grotesco, la contemplación de la acción, el ser del otro. En esto la pornografía llega a ser la tentación cultural que nos mueve hacia el vértigo de la disolución psicológica.
Por esto DeGenevieve concluye su reflexión afirmando:
“Aquí estoy, intentando asir lo incomprensible, intentando entender qué es lo que me estimula, intentando descifrar las divisiones entre “bien” y “mal” (que sea arte, escritura, cine, enseñanza, performance, pornografía o cualquier otra acción). El punto al que he llegado con mi reflexión me empuja a decir que no hay repuestas y que no pasa nada, porque finalmente lo que cuenta es el desafío que pone en crisis el presente. Esto es lo sublime, estar en un constante estado de explosión, ser provocada y discutida en mi imagen de mí misma y recibir cada vez contestaciones diferentes. 20 años atrás sabía lo que pensaba y quien estaba en desacuerdo conmigo en mi óptica no seguía la “justa” teoría. Hoy pongo en crisis todo y prefiero ponerme en situaciones donde la posibilidad de fracaso y la censura replantean el sentido de la existencia”.
El sentido de la provocación, del vértigo y de la crisis es a mi parecer el leit motiv subversivo que hace de la experiencia sublime de la pornografía un acto de transformación radical de la existencia. Este tipo de trabajo es elegido por Katrien Jacobs, profesora de Media studies y performance en la Universidad de Hong Kong y fundadora del la plataforma de estudios del NetPorn.
Desde este estímulo nacen una infinidad de colectivos y sujetos que producen una pornografía libertaria sobre todo on-line. Tales paginas web juegan sobre el tema del cuerpo auténtico como eje central de la ética y de la estética del indieporn. Entonces tenemos un cuerpo no profesional, un cuerpo emotivo, un cuerpo no quirúrgicamente modificado respecto a los cánones impuestos de las multinacionales de la pornografía. Un cuerpo auténtico que excita a la audiencia contando otras historias; historias divididas, escondidas y oprimidas porque son disfuncionales a las desigualdades de género que mantienen el orden mundial.
3. LA CRISIS DEL LA AUTENTICIDAD.
Como todos y todas sabemos el concepto de lo auténtico no existe como valor ontológico. La autenticidad es un producto. La autenticidad es tal en la medida en la que se construye. El concepto de autenticidad entra en crisis cuando Benjamin derrumba el poder del aura de su representación, a través de su análisis de los mecanismos de reproducibilidad técnica. El poder de la autenticidad ha sido aniquilado por la muerte del autor en el pensamiento postmoderno de Foucault. La autenticidad es el fruto puro que enloquece cuando la nueva antropología crítica de James Clifford desvela el poder de la representación. Lo auténtico es denunciado en sus mecanismos exóticos en las críticas orientalistas de Said. Lo auténtico entra en crisis cuando Judith Butler derrumba el tótem heterocéntrista de sexo, sexualidad y género.
El discurso está bien subrayado en la segunda conferencia en Amsterdam “Click Me Net Porn”.
Si las argumentaciones precedentes se enfocaban en el indieporn entendido como espacio político de autorepresentaciones feminista y queer que rechazaba las especulaciones mainstream y las expresiones del poder heteronormativo en las desigualdades de género, la segunda conferencia ha marcado las fronteras tocando los puntos centrales. Concretamente, hablando sobre cómo los lenguajes del indieporn han cristalizado en nuevas categorías de mercado y cuáles son las estrategias posibles para producir nuevas pornografías de la liberación. Dos han sido los discursos, conscientes e inconscientes, que han puesto los puntos en este proceso.
El primero es el elaborado por Florian Cramer, profesor de Media Design en la Willem de Kooning Academy. Profesor y fundador junto a Istvan Kantor, Matthew Fuller y Stewart Home, del neoísmo (una corriente de pensamiento y de terrorismo mediático post-situacionista).
Su presentación se tituló “Indieporn: pérdida de la obscenidad y de la imaginación”. Su enfoque está justo en la crética radical a la producción de la autenticidad y en cómo los lenguajes indieporn en realidad son sólo los frutos puros de una continua dialéctica entre el dogmatismo de lo políticamente correcto y la calcificación de mercado.
Esta dialéctica ha transformado el cuerpo-otro y la experiencia de lo sublime otra vez en el espacio liso donde la venta de entretenimiento porno on-line vacía cada estímulo al cambio y a la liberación. En un cierto modo Audacia Ray, fundadora del Spread Magazine (revista para trabajadoras/trabajadores sexuales) y directora porno, es la representante más fuerte de este mercado que se esconde tras la lectura del trabajo sexual desde una perspectiva feminista, poniendo la atención en el deber del trabajo más que sobre el placer del sexo, produciendo un vacío neumático emocional, institucionalización y su dialéctica de exclusión social.
En el centro de la escena está el espíritu del capitalismo. Es decir, una ética protestante en la cual el trabajo llega a ser una misión emancipadora de la condición de mujer. “Independencia a través de la pornografía” es su lema, donde la lucha pasa a través la pornografía on-line en la medida en la que su producción llega a ser valorada en el plano del provecho.
Por esto hay que “vestir” a las modelos de una economía de la información haciéndolas populares on-line, entonces, pornstars on-line. Por esto la comercialización de paginas web como “suicide girl” llegan a ser un acto de afirmación en la políticas de género en la medida en la que son vendibles. El marco teórico en el que se mueve Audacia Ray no produce ninguna experiencia sublime sino que codifica de la misma manera las formas de poder que han sometido la experiencia de la otredad a una especulación de mercado volviendo a recorrerlas de nuevo en total.
Esta es la experiencia de la tardopornografía on-line.
El concepto de autenticidad llega a ser una categoría de mercado de la pornografía en red, que vuelve a construir ámbitos fetichistas de micro-identificaciones funcionales en nuevas estrategias de marketing viral, que empujan la producción de entretenimiento porno a la macrointerfaz de la web 0.2.
La utopía de “content generated user” entendida como sistema en la ingeniería de red que presupone la eliminación total del autor a favor del usuario, deviene en un pillaje, un robo para reorganizar la venta de contenidos porno.
XTUBE es un claro ejemplo. La estructura es la de un macrorecipiente que utiliza la clásica arquitectura de network social, con perfiles, amistades y descarga de contenidos, pero donde cada palabra clave de búsqueda, en la mayoría de los casos, conduce a la venta de las producciones de vídeos on-line del mismo network. Cualquier microespacio genera un contenido para vender, sostenido a la vez por el crecimiento exponencial del network. Ya no se necesita más desarrollar sistemas publicitarios porque es el mismo usuario el que se hace vendedor de puerta en puerta en la medida que produce relaciones en la plataforma, y la mecánica inconsciente se basa propiamente en la reconstrucción de la autenticidad pornográfica a través del self-publishing.
XTUBE parece decirnos:
No tiréis más vuestro dinero en pornografía de revista donde la pornostar y el macho de turno producen en vosotros expectativas que nunca serán conseguidas, venid y reflejaros en el usuario común, allí donde vuestras fantasías de mujeres gordas y jóvenes microdotados encontrarán ciudadanía, porque es la autenticidad del perfil de un usuario cualquiera el que va a garantizar un porno democrático y cercano a vuestras vidas cotidianas.
Pero de democrático no hay nada sino la falsa utopía de acceder libremente a contenidos que implosionan en muestras de 15 segundos, es decir, trailers de películas de pago donde los estereotipos se vuelve a proponer ad libitum, cristalizándose en un sistema de tags que de una manera u otra nos hace llegar a al callejón sin salida de no ser miembros.
El evento del mercado digital del entretenimiento porno, las arquitecturas de red de la web 0.2, declaran la muerte del indieporn como práctica de discusión de la realidad. Con esto ha muerto la idea de utilizar la tecnología para la composición de nuevos modelos de desarrollo más libres y de oportunidades similares. Para comprender cómo actuar en una perspectiva de cambio es necesario librarse del peso histórico de este cadáver y desarrollar estrategias deseantes de boicot.
4. EMOPORN.
El concepto de EMOPORN me vino a la mente en el 2007, en el Berlin Film Festival, durante la presentación de mi trabajo titulado “21st century schizoid bear” que investiga la relación entre género y masculinidad en la pornografía on-line.
Concretamente, la compulsión de mi búsqueda de sexo on-line se me actualizó en un encuentro muy particular. Este encuentro se ha basado en 6 años de chat a través de diferentes plataformas, desde los ambientes IRC hasta webs dinámicas, pasando por la videoconferencia que hizo real una producción infinita de fantasías, pulsiones sexuales, tranferencias y energías eróticas.
Toda la energía acumulada en 6 años estaba a punto de explotar y al primer orgasmo sucedió lo irreparable.
Esto quiere decir que el primer polvo fue un momento de liberación increíble que hizo salir todos los fantasmas que durante 6 años habían habitado nuestras mentes haciéndonos sentir emocionalmente desnudos el uno frente al otro. Fue una experiencia devastadora que ninguno de los dos fue capaz de gestionar porque en realidad ninguno de los dos tuvo en cuenta la potencia del otro.
En este Chernobyl se ha consumado una matanza donde el concepto mismo del amor se convirtió en algo ridículo y a éste subyació el concepto de muerte porque los dos entendíamos que nuestra historia ya se había consumido on-line y que este encuentro se quedaba sólo en un apéndice que concluía el recorrido. Por esto nos hemos encontrado inconscientemente con el uso de la pornografía para inmortalizar la muerte del amor, producir este oxímoron visual, gozar de la tristeza y hacer de la imposibilidad un texto en el cuál producir excitación y disonancia.
Produjimos entonces un vídeo de uno de nuestros últimos polvos donde el eros y el thanatos se hicieron consistentes, se entremezclaron y se compenetraron. Una pornografía de las emociones como texto crítico de las relaciones y de cómo se construyen las expectativas en la red por su fracaso continuo en la praxis física. De cómo la red produce dos velocidades diferentes que ya no son sólo el fruto de una dialéctica virtualizante y actualizante en la óptica cybersociológica positivista de Pierre Levy, sino de cómo su doble velocidad y la no solución de tal conjunto que no converge en el espacio/tiempo de una frontera que sube la calidad de vida, ni multiplica las fronteras de modo desmesurado, produciendo un circuito de inhibición y frustración que se complementa y se instala en el sistema operativo de las relaciones sociosexuales on-line y que es devastadora.
La única riqueza producida de este proceso continua siendo la mediación que los medios y los megasellos producen con sus plataformas digitales (plataformas de chats, redes sociales, etc) funcionales a la venta de mercancía-información.
La compulsión de las emociones a través la búsqueda angustiosa de sexo on-line llega a ser una herramienta de marketing viral que se autoalimenta dando la posibilidad a las plataformas de red de amplificar su consumo. La producción de porno on-line se vuelve contemporáneamente causa y efecto, enfermedad y remedio, autenticidad y reproducción.
Para instalarse en este mecanismo eviscerando los asuntos de poder, la práctica del EMOPORN puede ser una lupa a través de la experiencia del sublime pornográfico.
He decidido ponerme en crisis promoviendo este pequeño vídeo dentro las redes sociales con un pequeño texto introductorio que invitaba a la gente a comentar las emociones suscitadas.
EL título del vídeo es “Shoot me like you love me” (jugando con el doble significado en ingles del verbo disparar y correrse) y que dice más o menos esto:
Este Porno Cameo es debido a una pequeña y enorme emoción filmada durante el Berlin Porn Film Festival entre Warbear y unos de los pocos osos que los han hecho caer en un K.Hole de amor. Un porno emocional que arranca los velos de la intimidad, con un montaje minimalista, una fotografía cruda y la videocámara utilizada como extensión del músculo cardíaco con el punto de vista de quien ama y mata.
"Shoot me Like You Love me" abre un diario mudo de una posibilidad imposible, un juego de exploración y exposición, el desnudarse emocional, la crisis de la propiedad privada de los cuerpos. Participa de la tempestuosa celebración de dulzura masculina del ser, mística del deseo, esperma eléctrico, supremo acto de vida terminal.
El vídeo no tiene ningún valor comercial no sólo porque es un polvo grabado de mala manera, sino también porque hay una discordancia continua, un subtexto que molesta profundamente. Me veo gozar con la muerte en los ojos, con el sentido del fin escrito en mi orgasmo, con el fracaso en el aire que respiramos en cada gota de sudor.
El valor adjunto de este momento entonces no es tanto el amor como prefijo significante de la palabra “amatorial” y el deleitar para la palabra diletante, sino la frustración, el fin de la posibilidad real de producir nuevos modelos de relación, la esclavitud a los estatus y roles sociales que las personas recubren en los sistemas de producción que definen lo cotidiano y que no pueden replantear sino que más bien recomponen y certifican una práctica masturbatoria ritualizante.
El interés de este vídeo llega a ser entonces un metalenguaje del desorden, es decir, la pragmatización de una perspectiva socioantropológica de las emociones aplicadas a los lenguajes de la pornografía directamente por y en mi cuerpo. Un espacio significante que exprime la amargura del amor. Tal amargura es debida no sólo al hecho de que el amor es sobre todo una narrativa ideológica utilizada para cristalizar y justificar la violencia y el poder que atraviesa las instituciones como la familia, sino también a la condenación dada a la incapacidad de escaparse de esta tragicomedia, volviendo a encontrarnos constantemente en un estado ridículo de drama y pantomima.
Este fue el significado central de tal experiencia pornográfica que desde los cielos tempestuosos del amor deviene emocionalmente árida, mediocre y triste. Tal shock del conocimiento me ha empujado a replantear la teoría de George Devreux.
Etnopsiquiatra francés de la mitad del siglo veinte, George Devereux escribió un texto para un seminario titulado “Desde la angustia al método en las ciencias del comportamiento”. En él, el teórico desarrolló una reflexión de carácter epistemológico extrema y fronteriza. Tal reflexión pone en crisis la construcción de los roles que definen un campo de estudios, es decir, la separación limpia del objeto respecto al sujeto a través del método de la sexualidad intercorriente, poniendo la atención sobre la unión emotiva de los dos, y también en el método como herramienta de ligue entendido en la perspectiva filosófica simmelliana; como el placer/juego/dolor de la interlocución erótica finalizada no en la conquista sino en la percepción del otro.
La angustia –entendida como emoción– es entonces un método en las ciencias del comportamiento. Ésta es entendida como metatexto que clarifica, no como una lectura dialéctica sino a través de una contextualización dialógica, las relaciones que hay entre sujeto y objeto y las relaciones de poder que se establecen entre los dos en la mecánica de representación y en la situación histórica.
¿Quién representa a quién y de qué manera? ¿Cuáles son los mecanismos que se mueven entorno y a través los sujetos/objetos haciéndolos tales? Estas son las preguntas claves que toda la antropología crítica ha desarrollado en los años 80 desde James Clifford en adelante.
La perspectiva del DIY autorepresentante incorpora la subjetivación del análisis en una renovada actividad etnográfica que utiliza la interferencia de la excitación y el transporte emocional como herramienta de conocimiento.
Tal recorrido me ha llevado a reflexionar sobre el hecho de que la emoción es constantemente drenada en la narración pornográfica porque es disfuncional a la venta de entretenimiento porno. Es algo que importuna el desarrollo de la excitación y de la mecánica de identificación masturbatoria que reconfirma el orden de lo real en cada orgasmo. Entonces, si no podemos excitar o masturbar, y sobre todo tranquilizarnos sobre la determinación de lo real, no se consume, el porno llega ser invendible pero en el fondo pone en crisis los significados que constituyen los órdenes sociales.
Por este motivo la performance emocional en la narración pornográfica puede ser un ariete que abata la dialéctica zombificante entre porno corporativo e indieporn.
Emoporn no quiere ser un pensamiento postmoderno ni tiene la pretensión de resolver la problemática de tales institucionalizaciones. Emoporn quiere ser un pensamiento provocador y provocante, un pensamiento del conflicto y de la seducción, un pensamiento del puño y del beso, un pensamiento realmente imposible, revelador de mecanismos semánticos que se provocan en la producción de la realidad.
Esto es una invitación a gozar con vuestros mismos miedos, como el deseo de un asesino por volver al lugar de su delito.
5 comentarios:
Es impresionante. No recomendable paar leer el día antes de un examen.
No puedo parar de darle vueltas a la idea de que algún día todxs nosotrxs también seremos indieporn y lxs coolhunters nos atraparán si no somos conscientes de esa posibilidad. Porque ¿a quién no le gusta el dinero?
En fin... un texto eralmente para reflexionar, para estar alerta, para tenerlo siempre a mano.
Bravo chicas por esa traducción tan buena, y bravo Francesco, eres un auténtico "σοφός".
Abrazos,
Diana
Escribe muy bien. Muy poético, incluso. Pero entre tanto algoritmo semiótico y tanto demonizar el mercado y el porno profesional deja de lado algunas cuestiones de sentido común.
Como por ejemplo, que cuando voy a un restaurante pido mi plato preferido o que creo que me va a gustar. En los bares pido mi copa favorita, y cuando voy al cine me informo de qué pelis se proyectan para escoger la que se adapta a mis gustos.
Ver una exposición de arte está muy bien, pero cuando el consumidor (recalco: consumidor) paga una cantidad de dinero por una experiencia estética o sensorial lo hace escogiendo algo que, intuye, le va a gustar.
¿Es que el porno es distinto a cualquier otra película? Es un producto cultural. Ni más ni menos. Y como tal, ha de ser rentabilizado o todos los artistas y técnicos implicados en la producción tendrán que cambiar de profesión.
Por supuesto que todos los mensajes que al principio son rompedores y nuevos y guays son adquiridos por la mayoría velozmente, hasta ser asimilados por la industria cultural. Ha pasado siempre con el arte, con el diseño, con la literatura, con la música. ¿Por qué no iba a pasar con los productos eróticos?
En mi opinión, es incluso deseable. Eso es lo que hace que todo avance.
¿Que uno se siente mucho más guay siendo de la minoría guay? Pues claro. Pero si hoy somos la minoría guay es porque antes hubo otra minoría guay quejándose de que la sociedad fagocitaba sus propuestas estéticas.
Se trata de sacar provecho también de lo desagradable, del sufrimiento, de la pena, de lo que no es un lugarcito cómodo e idílico donde acomodar tus gustos personales.
Se trata de no "acomodarse", de ir al bar y pedir mercurio, de ir al museo para ver algo que te disgusta profundamente hasta la nausea, de reencontrarnos con el deseo que subyace del dolor.
Ya lo dice la última frase del texto: "Esto es una invitación a gozar con vuestros mismos miedos, como el deseo de un asesino por volver al lugar de su delito".
Lo importante del texto es darnos cuenta de que se pueden construir formas de expresión que no serán "coolizables" por el mercado precisamente porque van en contra de él.
Igualmente, interesante reflexión la tuya.
Saludos,
Diana
Te escribo Francesco con toda mi sinceridad dejando la máscara que la cotidianidad nos empuja a ponernos.
No quiero hablar del texto sino de tu foto.
Me paro en tu mirada y me pierdo en tus ojos. Una mirada que lo tiene todo vida y muerte, como tu texto.
Y es esta mirada tan fuerte de quien sabes cual es su destino que me hace reflexionar en ti como en
alguien que nunca encuentra su sitio, en continua lucha entre esperanza y conciencia.
He aprendido, o mejor dicho, he empezado en amarte, Francesco como a quién nunca está.
Tu presencia tiene ya tu ausencia y los sentimientos y las emociones se mezclan.
Traducir este texto en una tarde cansados y estresados para mi ha sido un gran regalo.
Ha sido vivirte y sentirte con tus miedos y tus debilidades, que son las de todos
pero con la grande diferencia que tu ha tenidos la valentía de nombrar, dar voz y compartirlas.
Ya te siento dentro y el no decirlo sería absurdo.
Es algo inevitable y también incondicional.
Se que puedo decirte esto,
escribirte esto, porqué se que eres libre a pesar de todo lo que tu dices.
Libres como pocos.
Libres también de estas palabras.
Te quiero
mery
iee artistorras, inaguramos el blog con la misma entrada. Es digna de destapar un blog.
Des de alacant con traca.
bessots
Grup QK
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